lunes, 22 de junio de 2009

¡Como Sucre en Ayacucho!

Las Líneas de Chávez #25
Por Hugo Chávez Frías

Allá en San Cristóbal y Nieves, tierra caribe y extensión del África negra, me tocó decirlo, en el marco de la VI Cumbre de Petrocaribe y hoy quiero repetirlo una vez más: estamos enfrentados y confrontados a unas circunstancias tan exigentes que demandan de nosotros, sin excepción alguna, toda nuestra atención, conocimientos y esfuerzo en la búsqueda de soluciones verdaderas y conjuntas para superar la gran crisis de crisis que actualmente azota a la humanidad entera. Es en este sentido que quiero recordar una vez más a nuestro compañero infinito, nuestro comandante heroico, el Che Guevara, cuando por allá en 1964, en carta a Charles Bettelheim, decía: “Un poco más avanzado que el caos, tal vez en el primero o segundo día de la creación, tengo un mundo de ideas que chocan, se entrecruzan y, a veces, se organizan”.De lo que se trata, y así lo he interpretado, es de ponernos uno, dos, tres y cuantos pasos sea necesario dar, delante del caos; sí, pero a través de las ideas de todos y la praxis fundada en ellas, como respuesta alternativa a la gran barbarie que hace aguas junto con el modelo civilizatorio dominante, y que a todos nos afecta. Este fue el espíritu dominante que impregnó el ánimo de quienes asistimos a San Cristóbal y Nieves: dar otro paso más, delante del caos, porque “nuestras naciones no tienen la capacidad, por sí solas, de transformar el orden económico internacional, pero sí de sentar nuevas bases y construir sus propias relaciones económicas”, como ya lo había dicho desde Cumaná el Presidente cubano, nuestro compañero Raúl Castro. Petrocaribe es una de esas nuevas bases, para construirnos de nuevo y levantar cada día más alto las banderas de nuestra dignidad, libertad y grandeza caribeñas.

Tres propuestas presentó Venezuela para su consideración y estudio: la primera, relacionada con la soberanía alimentaria de nuestros pueblos.Las urgencias al respecto hacen impostergables las tareas a realizar: “Producir alimentos, ciencia y dignidad”, como decía Kléber Ramírez. ¡Soberanía alimentaria!, es lo que debemos perseguir y ello implica cambiar nuestros patrones y relaciones de producción y consumo.
Segundo, trabajar sobre el mapa de las potencialidades y planificar encadenamientos productivos, rompiendo las fronteras de cada país, cierto, pero para expandirlas en esta Patria Grande que conformamos entre todos.
Y tercero, la creación de una moneda para la integración. Ahora más que nunca en Petrocaribe tenemos que parir las armas contra la exclusión y la pobreza.

Si el socialismo es, como señala Rosa Luxemburgo, “un producto histórico, surgido de sus propias experiencias, en el curso de su concreción”, no hay dogma, receta o fórmula que sirvan para implantar su dinámica. De allí la importancia central del ejercicio crítico colectivo y permanente: la crítica no tiene sustitutos y es indelegable.La crítica garantiza la fluidez que el socialismo necesita en el curso de su concreción: si la crítica fuera desplazada por el dogma, éste se estancaría irremediablemente.El socialismo, lo sabemos, no puede decretarse: tiene que construirse y crearse colectivamente. Es la capacidad crítica y creadora, constructora y liberadora del pueblo, la que le da vida a una nueva sociedad.Tiene plena vigencia esta caracterización del socialismo de la gran Rosa:“Territorio nuevo. Miles de problemas. Sólo la experiencia puede corregir y abrir nuevos caminos. Sólo la vida sin obstáculos, efervescente, lleva a miles de formas nuevas e improvisaciones, saca a la luz la fuerza creadora, corrige por su cuenta todos los intentos equivocados”.En Venezuela estamos transitando por un territorio nuevo: el territorio socialista. Tenemos miles de problemas acumulados y por resolver: es la nefasta herencia del modelo capitalista. Y si, como dice Rosa Luxemburgo, es la experiencia la que puede corregir y abrir nuevos caminos, ésta, la experiencia, es sustantivamente crítica.El socialismo no está exento de intentos equivocados, de errores. Pero si el socialismo se decretara, esto es, si deviniera en dogma, receta o fórmula, los intentos equivocados, los errores, no se corregirían verdaderamente y terminarían multiplicándose.Bienvenidos, entonces, todos los espacios de discusión crítica sobre nuestra experiencia socialista.Y bienvenidos esos miles y miles que constituyen ese espacio crítico por excelencia que es y debe representar toda juventud que asuma su condición de revolucionaria, el máximo escalón al cual puede aspirar cualquier humano, para decirlo con el Che.

Qué alegría más inmensa saber que después de las jornadas organizadas por el PSUV, que finalizan este domingo, tengamos noticias ciertas de que se han inscrito más de un millón de jóvenes. Sangre nueva, fuego renovador, vocación socialista en el sagrado terreno de la Patria.A ustedes muchachas y muchachos, mis palabras de bienaventuranza y de compromiso con el porvenir. Sé que con su espíritu indomable el partido va en ganancia y se perfila alegre a las conquistas que nos esperan. Con su decisión nos ennoblecemos todos y todas y sepan que aquí cuentan con el espacio para fundamentar, tanto en ideas como en acción, la consolidación del empeño socialista. De ustedes esperamos el viento fresco y el ahínco que nos ayude a seguir elevando el espíritu moral de país. De lo que se trata es de ser en definitiva humanamente nobles y dignos de sabernos soberanos. Y para eso, tienen que tener por norte la transparencia ética que debe animar a todo revolucionario. Desde ya asuman con el pueblo venezolano la creación de una razón y una moral que nos abra el futuro. Vamos juntos, pues, a encarnar, como lo decía la pensadora española María Zambrano, “una razón y una moral que se pongan en pie con invencible impulso, una razón activa, victoriosa, arrolladora: una pureza creadora, llena de fuerza, que no tema mancharse con el contacto de la realidad, que no rehúya el combate de cada día”. Bienvenidos a la casa grande del socialismo.

Después de tanto ensayo fallido en la historia humana, se suele decir con insistencia que cobijar el sueño del socialismo es una apuesta a la utopía. Sin embargo hay que advertir que detrás de esa aseveración se oculta algo muy peligroso: un desánimo que acaba en un desalmado conformismo, por un lado; y por el otro un golpe demoledor al ímpetu del carácter revolucionario que nos debe animar cotidianamente. Hace diez años aquí izamos las velas hacia la costa de la felicidad compartida. Mucho se ha hecho y falta aún mucho más, pero convenzámonos de algo que tenemos por cierto: aquí le vamos a borrar la “u” a la utopía.Pero para derribar esa “u” de la utopía y permitirnos sembrar entre nosotros el socialismo como experiencia de vida, tenemos que detenernos en las circunstancias que marcan este designio.Para ofrecer algunos elementos a considerar quiero basarme en unos planteamientos que esboza el filósofo mexicano Adolfo Sánchez Vázquez en su libro Entre la realidad y la utopía.Pensar y aventurarse a concebir el socialismo pasa por darle respuesta a puntuales apremios: el quién, el dónde, el cómo y el sobre qué del socialismo. Hasta ahora yo he preguntado con insistencia dónde está el socialismo, pero a la luz de este pensador es necesario ampliar el campo de interpretación.
Es vital en primera instancia saber de qué debe estar poblada la calidad humana de quienes harán posible el socialismo. Cuál es el perfil ético, la conformación cultural y espiritual de los hombres y de las mujeres que asumen el reto con la historia de ir haciendo cada día realidad el soberano ejercicio del poder popular. Esto es crucial ya que para nosotros el ser humano es alfa y omega en nuestro empeño. En este sentido contamos con una enorme ventaja: el legado libertario de nuestros fundadores en donde podemos hallar el carácter y la ética como fundamentos no sólo de la venezolanidad, sino además del espíritu transformador de la historia.
A la par en segundo lugar, hay que afinar con precisión dónde, en qué contextos estamos llamados de manera urgente a ir instaurando el socialismo. Sobre esto ningún espacio debe sernos ajeno. Todo ámbito en el que podamos elevar los principios socialistas debe ser poblado del ejercicio real y encarnación socialista. Hay que irrigar con espíritu y práctica de justicia las fábricas, los campos, los centros pesqueros, las industrias, las universidades y liceos, la calle, el barrio, la vereda, que no haya rincón donde no esté en marcha una iniciativa socialista. Todos y todas que, aquellos y aquellas que, de cuerpo y alma, compartamos la impostergable necesidad histórica de dejarles a nuestros herederos una Patria ciertamente socialista debe convertirse en un combatiente incansable de esta batalla por la vida.
No es menos importante, en tercer lugar, seguir insistiendo en las formas, en el cómo, que hemos venido adelantando con la consolidación de los consejos comunales y el nacimiento de las comunas socialistas; en esta estrategia organizativa debemos concentrarnos hasta hacer de ella el cauce de los cambios culturales que nos vayan acercando al horizonte socialista.He aquí el corazón en el que gran parte del esfuerzo debe profundizarse: el ejercicio diario cada vez más determinante y decidido de concebir y abrir las puertas al poder en manos del pueblo. Sólo dando poder al pueblo se hará justicia.
Y por último, en cuarto lugar, es necesario tener siempre presente qué es lo que debe ser transformado en la transición al socialismo, sobre qué actúa. Sin duda que debemos movernos hacia el desmantelamiento definitivo de todas aquellas formas de opresión que tan arraigadas están en las herencias que aún viven en el orden capitalista que nos envuelve, ya estén presentes en la posesión de los medios de producción o en el criminal manejo de los modos y relaciones de trabajo que conforman el esquema productivo dominante. Tenemos que reparar en este sentido tanto en las formas opresivas materiales como en las imaginarias y culturales. Avanzar hacia el socialismo supone ir despejando de dominación todos aquellos ámbitos humanos para que reine en ellos la autonomía plena y la real independencia.
Finalmente, creo pertinente pensar en un aspecto que no contempla Sánchez Vázquez y sobre el cual he venido adelantando algunas reflexiones: ¿Cuánto tiempo nos ocupará crear las condiciones de vida socialista? Y respondo sin duda de ningún tipo: se nos irá toda la vida en esta tarea sublime. Sin embargo, aprecio como una necesidad impostergable ir haciendo coincidir las acciones con los horizontes marcados por el tiempo humano, este que nos ha tocado vivir. Distinguir lo urgente de lo necesario para ir dándole sentido al destino socialista. No nos podemos permitir demoras en este empeño, juntos debemos apurar los cambios y tener siempre presente que las conquistas que nuestro pueblo exige como una exigencia sagrada, no aguantan más postergaciones.“En la demora está el peligro”, nos recuerda el general presidente, mártir del pueblo ecuatoriano, Eloy Alfaro.
A la ofensiva siempre, a paso de vencedores.
¡Como Sucre en Ayacucho!
¡Patria, socialismo o muerte!
¡Venceremos!

En la encrucijada de la crisis global

Arturo Guillén
ALAI AMLATINA, 18/06/2009.-

La crisis global es la crisis más importante experimentada por el capitalismo desde la gran crisis de los años treinta del siglo pasado. Se trata de una crisis de deuda-deflación de nuevo tipo, que señala los límites del régimen de acumulación con dominación financiera vigente desde la década de los ochenta, y que estaba caracterizado, entre otros elementos, por la bursatilización, es decir, por un régimen de financiamiento basado en la emisión de obligaciones y derivados.

En el tercer trimestre de 2008 la crisis inmobiliaria que comenzó a manifestarse en Estados Unidos a comienzos de 2007, se transformó en una crisis financiera de grandes proporciones con efectos sistémicos. A la fecha, a pesar de las enormes pérdidas registradas en los mercados financieros y del alto costo de los rescates y de las inyecciones de liquidez efectuadas por los bancos centrales y de los gobiernos, la inestabilidad financiera está lejos de haberse superado. Además, se inició una recesión de alcance global en el segundo trimestre de 2008.La crisis económica y financiera es sólo uno de los cuatro procesos de crisis que enfrenta el mundo en la actualidad. Junto a ella se entrelazan otros procesos iguales o más importantes, como la crisis ecológica (donde destacan los problemas derivados del calentamiento del planeta); la crisis energética que señala los límites de un paradigma energético y de un modo de consumo basado en el uso y abuso de los combustibles fósiles; y la crisis alimentaria. Es, pues, una crisis inédita y multifacética. Se asiste, en muchos sentidos, a la crisis de lo que Braudel denominaba la “civilización occidental”.

Cuando la crisis financiera ya se manifestaba con fuerza en Estados Unidos durante el último trimestre de 2007, en algunos círculos existía la creencia errónea, el mito de que ciertos países podrían “desacoplarse” (decoupling) de los efectos de la misma. Se popularizó la idea de que aún en el caso de una recesión estadounidense, el ciclo de crecimiento de la economía mundial se mantendría y la Unión Europea, Asia, así como los países emergentes podrían seguir creciendo.Pronto se evidenció que tal “desacoplamiento” no existe, mucho menos en una economía tan globalizada como la actual. En un trabajo anterior (Guillén, 2009) sostenía que la crisis se globalizaría por dos razones: primero, porque la “burbuja” de los bienes raíces no fue un fenómeno estadounidense, sino que abarcó a muchos países; y segundo, porque el involucramiento en la orgía de bursatilización y derivados incluyó también a bancos e intermediarios financieros europeos y asiáticos. Además, resulta difícil pensar en desacoplamiento en un mundo más integrado que nunca, por la vía del comercio exterior y de los flujos financieros. Tampoco resulta factible esperar desacoplamientos en el marco de una “arquitectura” financiera mundial donde los Estados Unidos actúan como “comprador de última instancia” mediante el financiamiento de sus déficit (presupuestal y de balanza de pagos) vía ahorro externo. En otras palabras, no es dable esperar que los vagones continúen su movimiento cuando la locomotora se detiene.Es posible que algunas grandes economías como China o India, resistan mejor los embates de la crisis y logren mantener su crecimiento. Sin embargo, el aumento en sus productos internos será a una tasa mucho menor, y siempre y cuando logren reenfocar sus estrategias de desarrollo hacia sus mercados internos.

La mayoría de los países han entrado en recesión, o lo harán en los meses siguientes. Esta es generalizada y profunda. Se trata sin duda de la contracción más importante desde la posguerra. Abarca a los Estados Unidos, a la Unión Europea, a Japón, a los países de Asia del Este y a un buen número de los llamados países emergentes de la periferia. América Latina no es la excepción.La crisis global golpeó a América Latina cuando esta región emergía de uno de los periodos de expansión económica más intensos de las últimas décadas. Según datos de la CEPAL, el PIB de la región creció a una tasa promedio del 5 por ciento anual entre 2003 y 2008, lo que significa un incremento medio superior al 3 por ciento en el producto por habitante, resultado no conseguido desde la época del modelo de sustitución de importaciones (CEPAL, 2008: 13). Algunos países como Argentina y Venezuela tuvieron una mejor trayectoria, con tasas de crecimiento de más del 8 por ciento por varios años consecutivos.El buen desempeño económico de América Latina obedeció, en alguna medida, al mejoramiento sustancial de los términos de intercambio, al crecimiento del volumen de exportación y a los altos precios de los productos primarios durante el periodo de referencia, pero también en el caso de varios países, como los citados arriba y otros, al abandono de las recetas del Consenso de Washington, a la búsqueda de estrategias alternativas de desarrollo y a la aplicación de políticas monetarias, fiscales y salariales activas.La recesión comenzó en América Latina durante el cuarto trimestre de 2008. A pesar de ello todavía en diciembre de 2008, la CEPAL preveía para 2009 un crecimiento del PIB del 1.9 por ciento. Sin embargo, en abril de 2009 el mismo organismo estimó una contracción del 0.3 por ciento (CEPAL, 2009a), y en junio la modificó a una mayor del -1.7% (El Financiero, 2009). El FMI y el Banco Mundial coinciden en que la región entrará en recesión y que esta afectará a economías tan importantes como Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia. Durante el cuarto trimestre de 2008, México, Brasil, Argentina y Chile registraron decrecimientos anualizados del PIB del 10.3 por ciento, 13.6 por ciento, 8.3 por ciento y 1.2 por ciento respectivamente. En el primer trimestre de 2004, las caídas se moderaron en Brasil, Chile y Argentina, pero se profundizó en México al registrar un decrecimiento anualizado sin precedentes, del 21.5%.

En contra de lo que afirman diversos voceros, la crisis en América Latina no viene de fuera. Desde la crisis de la deuda externa de los ochenta, nuestros países se insertaron pasivamente en la globalización neoliberal, y fue dicha inserción la causante principal del estancamiento económico experimentado durante las últimas décadas. Ahora que la crisis global marca límites a la globalización, se evidencia la imposibilidad de mantener un patrón de acumulación liderado por las exportaciones y sostenido por políticas monetarias y fiscales restrictivas. La mejor constatación de la inoperancia del modelo neoliberal lo marca el hecho de que los países que lograron superar el estancamiento en el anterior periodo expansivo, fueron aquellos que se alejaron del Consenso de Washington y ensayaron estrategias alternativas de desarrollo. Otra cosa es que debido a la profundidad de la crisis, ésta afecta a todos los países de la región, con independencia del estilo de desarrollo adoptado.Según la CEPAL (2008), los principales mecanismos de transmisión de la crisis han sido el deterioro de los términos de intercambio, la disminución de las remesas de los emigrantes y el retiro masivo de los flujos privados de capital de los mercados financieros. Este organismo multilateral (2008: 22) estima que los términos de intercambio de la región caerán un 15 por ciento durante 2009. Los precios de los productos primarios se desplomaron con la crisis. En febrero de 2009, estos precios habían caído respecto al pico de la expansión, de la siguiente manera: petróleo en 51 por ciento, alimentos en 18 por ciento, arroz en 50.6 por ciento, maíz en 47.9 por ciento, trigo en 41.9 por ciento, metales en 49 por ciento y cobre en 37.9 por ciento. En el caso de la caída de las remesas de migrantes, los países más afectados serán México, Bolivia, Ecuador y la mayor parte de Centroamérica y del Caribe.Sin embargo, el factor que probablemente más ha afectado a las economías latinoamericanas, sobretodo a las más vinculadas a los circuitos financieros internacionales, es el retiro abrupto de los flujos externos de capital. El Instituto de Finanzas Internacionales, organismo dependiente del FMI, prevé que los ingresos de capital privado en los mercados emergentes descenderán a 165,000 millones de dólares en el 2009, una fuerte baja respecto a los 466,000 millones del 2008 y al récord histórico de 929,000 millones registrado en el 2007. La salida de recursos de los mercados de dinero y de capitales hacia instrumentos más seguros como los Bonos del Tesoro estadounidenses, no sólo han afectado los índices bursátiles y otras variables financieras de la región, sino que han provocado fuertes devaluaciones cambiarias. Es notable la devaluación de las monedas en los casos de México y Brasil, las dos mayores economías de la región. De julio de 2008 a febrero de 2009 la devaluación del real brasileño y del peso mexicano ante el dólar estadounidense fue 30.5 por ciento en ambos casos. Mientras en Chile y Argentina es de 15.2 y 14.9 por ciento respectivamente. Después, tanto en Brasil como en México se registró una recuperación relativa de sus monedas frente al dólar. En el caso de México vinculado al uso de la línea de crédito que le extendió la Reserva Federal estadounidense al Banco de México y a la contratación de una línea de crédito por 47 mil millones de dólares con el FMI.La crisis global tiene todavía un largo camino por recorrer.

El proceso de desvalorización de los capitales no ha concluido aún. Hasta ahora los países desarrollados han bajado hasta el límite la tasas de interés y han ejecutado agresivos programas fiscales de salvamento para estabilizar sus mercados financieros, romper la restricción crediticia y contener la recesión, sin que hayan logrado modificar sustancialmente el marco de incertidumbre en que se desenvuelve la economía mundial. Por el contrario, el panorama se nubla por el avance de la deflación y por su imbricación con la recesión. En esta ocasión no habrá salida exportadora para ningún país, lo que obligará a reestructurar los sistemas productivos y buscar la salida en los mercados internos y en espacios regionales de integración.

La situación de América Latina es sin duda compleja, con graves dificultades a encarar en el futuro inmediato. El camino de México, de Colombia y de los países más cercanos al Consenso de Washington parece definido: integrarse más con Estados Unidos, subordinarse a los organismos multilaterales y esperar a que pase el diluvio para reflotar el modelo neoliberal. Para algunos puede ser un escenario atractivo, pero los costos sociales serán inmensos. Sin duda se profundizarán la heterogeneidad estructural, la desigualdad social y la pobreza. Por otra parte, la ruta para los gobiernos autodefinidos como progresistas, que son la mayoría de la región, es difícil. Estos gobiernos deberían perseverar, en un contexto mundial convulso, en su unidad; en la profundización de sus procesos de transformación económica y política internos; en la búsqueda de estrategias y políticas alternativas; en la ampliación de sus relaciones con las potencias emergentes (China, Rusia, India, Irán, etc.); y en la concreción y fortalecimientos de esquemas de integración sur-sur.

BIBLIOGRAFÍACEPAL (2009). “Crecimiento de América Latina y el Caribe retrocedería a -0.3% en 2009, según la CEPAL”, 6 de abril, en: http://www.eclac.org-------- (2008). Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, Comisión Económica para América Latina, Naciones Unidas, Santiago de Chile.El Financiero (2009). “Estima Cepal caída de 1.7% del PIB en América Latina”. México 11 de junio.Guillén A (2007). Mito y realidad de la globalización neoliberal. México, Miguel Ángel Porrúa editores –UAMI-
Dr. Arturo Guillén R. es Profesor-Investigador del Departamento de EconomíaCoordinador del Posgrado en Estudios Sociales, Línea Economía SocialUniversidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, México

lunes, 11 de mayo de 2009

La lucha apenas comienza

Reflexiones del compañero Fidel


Los gobiernos pueden cambiar, pero los instrumentos con que nos convirtieron en colonia siguen siendo iguales.

Por un Presidente con sentido ético en Estados Unidos, tuvimos durante los 28 años siguientes, tres que cometieron genocidios, y un cuarto que internacionalizó el bloqueo.

La OEA fue instrumento de esos crímenes. Únicamente su costoso aparato burocrático toma en serio los acuerdos de su CIDH. Nuestra nación fue la última de las colonias españolas después de cuatro siglos de ocupación y la primera en liberarse del dominio de Estados Unidos después de más de seis décadas.

"La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio", nos enseñó el Apóstol de Nuestra Independencia.

Cuba respeta los criterios de los gobiernos de los hermanos países de América Latina y el Caribe que piensen de otra forma, pero no desea formar parte de esa institución.

Daniel Ortega, que pronunció un valiente e histórico discurso en Puerto España, explicó al pueblo de Cuba que los países independientes de África no invitaron a las antiguas potencias coloniales de Europa a formar parte de la Unidad Africana. Es una posición digna de ser tomada en cuenta.

La OEA no pudo impedir que Reagan desatara la guerra sucia contra su pueblo, minara sus puertos, acudiera al tráfico de drogas para adquirir armas de guerra, con las que financió la muerte, la invalidez, o lesiones graves a decenas de miles de jóvenes en un país tan pequeño como Nicaragua.

¿Qué hizo la OEA para protegerlo? ¿Qué hizo para impedir la invasión en Santo Domingo, los cientos de miles de personas asesinadas o desaparecidas en Guatemala, los ataques de la aviación, los asesinatos de prominentes figuras eclesiásticas, las represiones masivas contra el pueblo, las invasiones de Granada y Panamá, el golpe de Estado en Chile, los torturados y desaparecidos allí, en Argentina, Uruguay, Paraguay y otros sitios? ¿Acusó alguna vez a Estados Unidos? ¿Cuál es su valoración histórica de estos hechos?

Ayer sábado, Granma publicó lo que escribí sobre el acuerdo contra Cuba de la CIDH. Sentí después curiosidad por conocer el que adoptó contra Venezuela. Era más o menos la misma basura.

El acceso al poder de la Revolución Bolivariana fue diferente al de Cuba. En nuestro país el proceso político había sido abruptamente interrumpido por un artero golpe militar que promovió el gobierno de Estados Unidos el 10 de marzo de 1952, a pocas semanas de las elecciones generales que debían celebrarse el 1ro. de junio de ese año. En Cuba, una vez más, al pueblo no le quedaría otra alternativa que resignarse. De nuevo lucharon los cubanos, en esta ocasión el desenlace fue muy diferente. Casi siete años más tarde la Revolución emergió victoriosa por primera vez en la historia.

Los combatientes revolucionarios con un mínimo de recursos bélicos, más del 90% de los cuales fueron arrebatados al enemigo tras 25 meses de guerra apoyados por el pueblo, y en la ofensiva final una huelga general revolucionaria, barrieron la tiranía y controlaron todas sus armas y centros de poder. La Revolución victoriosa se convirtió en fuente de derecho como en cualquier otra época de la historia.

No fue igual en Venezuela. Chávez, un militar revolucionario como lo fueron otros en nuestro hemisferio, llegó a la Presidencia a través de las normas de la Constitución burguesa establecida, como líder del Movimiento V República, aliado a otras fuerzas de izquierda. La Revolución y sus instrumentos estaban por crear. De haber triunfado el levantamiento militar dirigido por él, la Revolución en Venezuela posiblemente habría seguido otro curso. Fue fiel, sin embargo, a las normas legales establecidas, que estaban ya a su alcance como vía principal de lucha. Desarrolló el hábito de la consulta popular cuantas veces fuera necesario.

Llevó a plebiscito popular la nueva Constitución. No tardó en conocer los métodos del imperialismo y sus aliados de la oligarquía para recuperar y conservar el poder.

El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 fue la respuesta contrarrevolucionaria.

El pueblo reacciona y lo lleva de nuevo al poder cuando, aislado e incomunicado, estaba a punto de ser eliminado por la derecha, que lo compulsaba para que firmara su renuncia.

No se plegó, resistió hasta que los propios marinos venezolanos lo liberaron y helicópteros de la Fuerza Aérea lo llevaron de nuevo al Palacio de Miraflores, que ya había sido ocupado por el pueblo y los soldados del ejército en Fuerte Tiuna, que se sublevaron contra los altos oficiales golpistas.

Pensé por aquellos días que su política se radicalizaría; sin embargo, preocupado por la unidad y la paz, en el momento de mayor fuerza y apoyo fue generoso y conversó con sus adversarios buscando la cooperación.

La réplica del imperialismo y sus cómplices a esa actitud fue el golpe petrolero. Tal vez una de las más brillantes batallas que libró en ese período fue la que llevó a cabo para suministrar combustible al pueblo de Venezuela.

Habíamos conversado muchas veces desde que visitó Cuba en 1994 y habló en la Universidad de La Habana.

Era un hombre verdaderamente revolucionario, pero a medida que tomaba conciencia de la injusticia que reinaba en la sociedad venezolana se fue profundizando su pensamiento, hasta llegar a la convicción de que para Venezuela no había otra alternativa que un cambio radical y total.

Conoce hasta en sus más mínimos detalles las ideas del Libertador, a quien admira profundamente.

Sus adversarios comprenden que no es fácil vencer frente a la tenacidad de un luchador que no descansa un minuto. Pueden optar por privarlo de la vida física, pero los enemigos internos y externos saben lo que eso significaría para sus intereses. Pueden existir locos y fanáticos irracionales, pero de tales peligros no están exentos los líderes, los pueblos, ni la propia humanidad.

Pensándolo fríamente, Chávez es hoy un adversario formidable del sistema capitalista de producción y del imperialismo. Se ha convertido en un verdadero experto sobre muchos problemas fundamentales de la sociedad humana. Le he visto en estos días, mientras inauguraba decenas de servicios de salud. Es impresionante. Critica con fuerza lo que ocurría con servicios vitales como los de hemodiálisis que estaban en manos de centros privados y eran pagados por el Estado. Los pobres estaban condenados a la muerte si no disponían de dinero. Así ocurría con otros muchos servicios con los que hoy las nuevas instalaciones cuentan en centros intrahospitalarios, apoyados por los equipos más modernos.

Maneja con maestría hasta los detalles más mínimos de la producción nacional y los servicios sociales. Domina la teoría y la práctica del socialismo que su país requiere, y se esfuerza por sus más profundas convicciones. Define al capitalismo tal como es; no pinta caricaturas, muestra radiografías e imágenes del sistema.

Se trata de un peculiar y odioso conjunto de formas de explotación del trabajo humano, injusto, desigual, arbitrario. No habla simplemente del trabajador, lo muestra por televisión produciendo con sus manos, mostrando su energía, sus conocimientos, su inteligencia, creando bienes o servicios imprescindibles para los seres humanos; les pregunta por sus hijos, su familia, esposa o esposo, familiares allegados, dónde viven, qué estudian, qué hacen para elevar sus conocimientos, la edad, el salario, la futura jubilación, las grotescas mentiras sobre la propiedad que difunden los imperialistas y capitalistas. Muestra hospitales, escuelas, fábricas, niños y niñas, ofrece datos sobre las fábricas que se edifican en Venezuela, maquinarias, cifras de crecimiento del empleo, recursos naturales, diseños, mapas y ofrece noticias sobre el último hallazgo de gas. La más reciente medida que adoptó el Congreso: la Ley de nacionalización de las 60 principales empresas que prestan servicios cada año a PDVSA, la empresa estatal de petróleo, por valor de más de 8 mil millones de dólares. No eran de propiedad privada, las crearon los gobiernos neoliberales de Venezuela con recursos que pertenecían a PDVSA.

No había visto una idea tan claramente transformada en imágenes y transmitida por la televisión. Chávez no solo posee especial talento para captar y transmitir la esencia de los procesos; lo acompaña una memoria privilegiada; es difícil que se le olvide una palabra, una frase, un verso, una entonación musical, combina palabras que expresan conceptos nuevos. Habla de un socialismo que busca la justicia e igualdad; "mientras el colonialismo cultural siga vivo en las mentes, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer". Combina versos y frases elocuentes en artículos y cartas. Sobre todo ha demostrado ser el líder político en Venezuela capaz de crear un partido, transmitir incesantemente ideas revolucionarias a sus militantes y educarlos políticamente.

Observé sobre todo los rostros de los capitanes y demás tripulantes de los barcos de las empresas nacionalizadas; en sus palabras se refleja el orgullo interior, la gratitud por el reconocimiento, la seguridad en el futuro; los rostros de jubilosos jóvenes estudiantes de economía que lo nombran padrino de la promoción a punto de concluir la carrera cuando les dice que se necesitan más de 400 de ellos para trasladarse a la Argentina, los cuales deben estar listos para trabajar en el manejo de las 200 nuevas fábricas del programa acordado con ese país, adonde serían enviados cuando finalice el curso para prepararse en los procesos de producción.

Con él estaba Ramonet, asombrado con el trabajo de Chávez. Cuando hace alrededor de ocho años iniciamos nuestra cooperación revolucionaria con Venezuela él estaba en el Palacio de la Revolución haciéndome infinitas preguntas. El escritor conoce sobre el tema y se devana los sesos tratando de adivinar qué será lo que sustituya el sistema capitalista de producción. La experiencia venezolana, con seguridad lo llena de asombro. He sido testigo de un singular esfuerzo en esa dirección.

Es una batalla de ideas perdida de antemano por el adversario, que no tiene nada que ofrecer a la humanidad.

No en balde la OEA trata hipócritamente de presentarlo como un enemigo de la libertad de expresión y la democracia. Ha transcurrido ya casi medio siglo de que esas melladas e hipócritas armas se estrellaron contra la firmeza del pueblo cubano. Hoy Venezuela no está sola, y cuenta con la experiencia de 200 años de excepcional historia patriótica.

Es una lucha que apenas comienza en nuestro hemisferio.

Fidel Castro Ruz
Mayo 10 de 2009
1 y 36 p.m.

jueves, 7 de mayo de 2009

¿Hay democracia en Internet?

Detrás de la suposición de “a mayor información, mayor desarrollo”, hay un pensamiento que tiende a simplificar los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del desarrollo.
por Alfonso Gumucio Dagron

Todavía estamos viviendo esa euforia de quienes piensan que Internet es la panacea para el subdesarrollo. Su influencia ha sido tan grande en el mundo que ha creado expectativas tan falsas como las que conocimos en los años sesenta cuando se alardeaba sobre los efectos de la “aguja hipodérmica” de la información y sobre la “difusión de innovaciones”. La tesis subyacente es la misma hoy que ayer: más información permite más desarrollo. Se argumenta que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son instrumentos que permiten acceder a “toda” la información del mundo instantáneamente, así como también comunicarse en redes y crear espacios democráticos virtuales.

¿Más información, más desarrollo? Detrás de la suposición de “a mayor información, mayor desarrollo”, hay un pensamiento que tiende a simplificar los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del desarrollo. Pretender que la abundancia de información resuelve la pobreza o la achica es una ilusión, pues pasa por alto el hecho objetivo de que la pobreza es producto de la desigualdad social y de la negación de los derechos humanos elementales. El campesino de Guatemala es pobre no porque carezca de información sobre los más modernos métodos de agricultura o las nuevas semillas, sino porque no tiene tierra. El niño trabajador en una maquila en Tailandia no permanece allí explotado y abusado porque no conoce otras opciones, sino porque no tiene otras opciones. Sus derechos elementales están violados porque la situación económica así lo determina. A él no le sirve de mucho obtener más información.

También es equivocada la idea de que Internet puede “transmitir conocimiento”, ya que el conocimiento no se transmite, solamente la información se puede trasladar. El conocimiento se adquiere mediante un proceso de reflexión individual y colectiva, en el cual la información externa es solamente una parte complementaria a la cultura, el contexto propio, la experiencia vivida, las relaciones sociales y el propio conocimiento local. Pero además, ¿de qué información estamos hablando en Internet y cuánta de esta información es útil y fácil de obtener? En varias ocasiones he escrito que el 90 por ciento de lo que hay en la red (www) es irrelevante para el 90 por ciento de la población mundial. Hay quienes opinan que ese porcentaje es aún mayor. Es irrelevante no solamente por su contenido, sino porque, como sabemos, la gran mayoría de la información que existe en la red está en inglés. Pero, además, hay un tema de acceso que va más allá del idioma y del interés del contenido potencial: quienes tienen la posibilidad de acceder a una conexión de banda ancha que les permite buscar información en Internet no son los más pobres y necesitados. Según varios estudios, en los “telecentros” de diversa índole que la cooperación internacional se esfuerza en instalar en los países más pobres, son los jóvenes estudiantes los que ocupan las computadoras, y no precisamente para satisfacer su sed de información sino para usar los programas de chat o los juegos. Aun en el Tercer Mundo, hay un usuario “típico” de los telecentros, cuyo perfil no corresponde al que imaginamos cuando hacemos esos proyectos.

Las redes virtuales y la democracia.
Si bien el potencial de Internet para formar redes virtuales es inmenso, éstas no pueden sustituir las redes reales entre personas. Dice Jesús Martín Barbero:
“Estamos ante la más tramposa de las idealizaciones, ya que en su celebración de la inmediatez y la transparencia de las redes cibernéticas, lo que se está minando son los fundamentos mismos de ‘lo público’, esto es, los procesos de deliberación y de crítica, al mismo tiempo que se crea la ilusión de un proceso sin interpretación ni jerarquía, se fortalece la creencia de que el individuo puede comunicarse prescindiendo de toda mediación social, y se acrecienta la desconfianza hacia cualquier figura de delegación y representación”. (Martín Barbero, Jesús (2001), “Reconfiguraciones comunicativas de lo público” en Análisis, 26. Barcelona).

Las redes virtuales son redes de convocatoria, pero no redes de compromiso a largo plazo. No existe en ellas el mismo grado de construcción de capital social y humano. Pueden ser redes detonantes de procesos, pero también redes que neutralizan procesos porque muchas veces no convocan a la acción sino a la pasividad y el facilismo de la comunicación virtual. En la mayoría de los casos, las redes actuales son simplemente una suma de individualidades, en lugar de una articulación de personas que dinamizan los cambios sociales. Y muchas redes son simplemente espacios de intercambio de información, a veces tan saturados de ella que es imposible hacer un seguimiento eficaz. En Internet, la abundancia de información se ha convertido en algo similar a la carencia absoluta, pues no hay prioridades ni jerarquías, la masividad esconde la búsqueda de calidad y pertinencia. Los espacios democráticos virtuales son útiles como espacios de intercambio sin censura, pero también pueden tener una función catártica y desmovilizadora. La conquista del espacio público no debe empezar y/o morir en Internet. El único espacio público real es el de la sociedad sobre la que hay que actuar a través de mediaciones sociales, no tecnológicas. Internet no puede sustituir el espacio público de las expresiones colectivas porque tiende a perder en el camino la perspectiva de nación para reducirla a la de grupos de interés y porque devalúa la representación de la diversidad y de las diferencias.

¿Qué Internet se necesita?
No cabe duda de que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son parte de nuestro presente y futuro inmediato. No se trata de rechazarlas, en absoluto, sino de diseñarlas desde abajo para que promuevan las necesidades del desarrollo, de la cultura, de la comunicación intercultural y de la defensa de los derechos fundamentales (y no a la inversa). La tecnología está allí, al alcance de todos, y se transforma permanentemente: es más accesible por su facilidad de uso y tiene un costo cada vez menor. El problema está en el contenido. En lugar de un gran océano de información “salada”, necesitamos lagunas de agua fresca para alimentar las necesidades específicas de las comunidades geográficas, culturales o de interés. Esto significa que de la misma manera que la planificación para el desarrollo no puede generarse de manera ajena a los interesados, tampoco la información o la estructura de las redes debe ser impuesta desde afuera. En Internet, como en cualquier proceso de comunicación, con cualquier instrumento o tecnología, valen las mismas condiciones indispensables de apropiación del proceso comunicativo. Estas condiciones mínimas y esenciales son:
1) la generación de contenidos locales útiles a la comunidad específica, que tome en cuenta el conocimiento local;
2) la pertinencia lingüística y cultural;
3) la apropiación del proceso comunicacional a través de una participación en la toma de decisiones (es decir, que no se limite al “acceso” de los usuarios);
4) el uso de tecnologías apropiadas, suficientes y adaptadas a las necesidades reales (y no sobredimensionadas, como sucede con tanta frecuencia); y finalmente,
5) la convergencia tecnológica y social (rescatando la experiencia ya existente).
Este último punto es importante subrayarlo, porque al no ser tomado en cuenta, es una de las principales razones para el fracaso de cientos de proyectos de nuevas TIC (tecnologías de información y comunicación) en el Tercer Mundo.

La convergencia tecnológica, con la radio comunitaria por ejemplo, es fundamental. Las nuevas TIC tienen todavía muchísimo que aprender de los sesenta años de historia de las radios comunitarias de América latina, que son ejemplos de participación y de sostenibilidad. La convergencia social, organizativa e institucional se refiere a la necesidad de que los proyectos de nuevas TIC no aterricen en paracaídas sobre las comunidades, como iniciativas dispersas y ajenas a la vida cotidiana, sino que se inserten en otras iniciativas ya existentes de las que se puede aprender y a las que se puede potenciar. Organizaciones sociales (un sindicato, una agrupación de mujeres o jóvenes) o una institución (una biblioteca pública, un proyecto de educación no formal o de salud), son espacios lógicos para la convergencia social.

------------------------------------ Alfonso Gumucio Dagron es comunicador e investigador boliviano, especialista en comunicación y desarrollo.

martes, 21 de octubre de 2008

La ley de la selva.



El comercio dentro de la sociedad y entre los países es el intercambio de bienes y servicios que producen los seres humanos. Los dueños de los medios de producción se apropian de las ganancias. Ellos dirigen, como clase, el estado capitalista y se ufanan de ser los impulsores del desarrollo y el bienestar social a través del mercado, al cual se rinde culto como dios infalible.
Dentro de cada país es la competencia entre los más fuertes y los más débiles, los de más vigor físico, los que se alimentan mejor, los que aprendieron a leer y escribir, los que fueron a las escuelas, los que acumulan más experiencia, más relaciones sociales, más recursos, y los que carecen de esas ventajas dentro de la sociedad.
Entre países, los que tienen mejor clima, más tierra cultivable, más agua, más recursos naturales en el espacio en que les tocó vivir cuando no existen más territorios que conquistar, los que dominan las tecnologías, los que poseen más desarrollo y manejan infinitos recursos mediáticos, y los que, por el contrario, no disfrutan ninguna de estas prerrogativas. Son las diferencias a veces abismales entre las que se califican como naciones ricas o pobres.
Es la ley de la selva.
Las diferencias entre las etnias no existen en cuanto se refiere a las facultades mentales del ser humano. Es algo más que probado científicamente. La sociedad actual no fue la forma natural en que evolucionó la vida humana; ha sido una creación del hombre ya mentalmente desarrollado, sin la cual no se puede concebir su propia existencia. Lo que se plantea es, por tanto, si el ser humano podrá sobrevivir al privilegio de poseer una inteligencia creadora.
El sistema capitalista desarrollado, cuyo máximo exponente es el país de naturaleza privilegiada adonde el hombre blanco europeo llevó sus ideas, sus sueños y sus ambiciones, se encuentra hoy en plena crisis. No es la habitual cada cierto número de años, ni siquiera la traumática de los años treinta, sino la peor de todas desde que el mundo siguió ese modelo de crecimiento y desarrollo.
La actual crisis del sistema capitalista desarrollado se produce cuando el imperio está próximo a cambiar de jefatura en las elecciones que tendrán lugar dentro de veinticinco días; era lo único que faltaba por ver.
Los candidatos de los dos partidos que deciden en esas elecciones, tratan de persuadir a los desconcertados votantes muchos de los cuales no se han preocupado nunca por votar- de que ellos, como aspirantes a la Presidencia, son capaces de garantizar el bienestar y el consumismo de lo que califican como un pueblo de capas medias, sin el menor propósito de verdaderos cambios en lo que consideran el más perfecto sistema económico que ha conocido el mundo; un mundo que, por supuesto, en la mentalidad de cada uno de ellos, es menos importante que la felicidad de trescientos y tantos millones de habitantes de una población que no llega al cinco por ciento de los habitantes del planeta. La suerte del otro noventa y cinco por ciento de los seres humanos, la guerra y la paz, la atmósfera respirable o no, dependerá en gran parte de las decisiones del jefe institucional del imperio, si es que ese cargo constitucional tiene o no poder real en la época de las armas nucleares y los escudos espaciales manejados por computadoras en circunstancias tales que los segundos son decisivos y los principios éticos tienen cada vez menos vigencia. No puede, sin embargo, ignorarse el papel más o menos nefasto que corresponde a un presidente de ese país.
En Estados Unidos existe un profundo racismo, y la mente de millones de blancos no se reconcilia con la idea de que una persona negra con la esposa y los niños ocupen la Casa Blanca, que se llama así: Blanca.
De puro milagro el candidato demócrata no ha sufrido la suerte de Martin Luther King, Malcolm X y otros, que albergaron sueños de igualdad y justicia en década recientes. Tiene además el hábito de mirar al adversario con serenidad y reírse de los aprietos dialécticos de un oponente que mira hacia el vacío.
Por otro lado, el candidato republicano, que cultiva su fama de hombre belicoso, fue uno de los peores alumnos de su curso en West Point. No sabía nada de Matemáticas, según confiesa, y es de suponer que mucho menos de las complicadas ciencias económicas.
Sin duda, su adversario lo supera en inteligencia y serenidad.
Lo que más abunda en McCain son los años, y su salud no es en lo absoluto segura.
Menciono estos datos para señalar la eventual posibilidad -si algo ocurriera con la salud del candidato republicano, si lo eligen- de que la señora del rifle e inexperta ex gobernadora de Alaska fuese Presidenta de Estados Unidos. Se observa que no sabe nada de nada.
Meditando sobre la deuda pública actual de Estados Unidos que el presidente Bush descarga sobre las nuevas generaciones en ese país -10,3 millones de millones-, se me ocurrió calcular el tiempo que tardaría un hombre para contar la deuda que aquél prácticamente ha duplicado en ocho años.
Suponiendo ocho horas de trabajo neto diario sin perder un segundo, al ritmo rápido de cien billetes de un dólar por minuto, 300 días de trabajo al año, un hombre tardaría 715 mil años para contar esa suma.
No encontré otra forma gráfica de imaginarme el volumen de esa suma de dinero que se menciona casi diariamente en estos días.
El gobierno de Estados Unidos, para evitar un pánico generalizado, declara que garantizará depósitos de ahorristas que no rebasen los 250 mil dólares; administrará bancos y cifras de dinero que Lenin, con ábacos, no habría imaginado contabilizar.
Podemos preguntarnos ahora qué aporte hará la administración Bush al socialismo. Pero no nos hagamos ilusiones. Cuando el funcionamiento de los bancos se normalice, los imperialistas se las devolverán a las empresas privadas, como hizo algún que otro país en este hemisferio. El pueblo paga siempre las cuentas.
El capitalismo tiende a reproducirse en cualquier sistema social, porque parte del egoísmo y los instintos del hombre.
A la sociedad humana no le queda otra alternativa que superar esa contradicción, porque de otra forma no podría sobrevivir.
En este momento, el mar de dinero que les lanzan a las finanzas mundiales los bancos centrales de los países capitalistas desarrollados está golpeando fuertemente a las bolsas de los países que tratan de superar el subdesarrollo económico y acuden a esas instituciones. Cuba no posee bolsa de valores. Sin duda surgirán formas de financiamiento más racionales, más socialistas.
La crisis actual y las brutales medidas del gobierno de Estados Unidos para salvarse traerán más inflación, más devaluación de las monedas nacionales, más pérdidas dolorosas de los mercados, menores precios para las mercancías de exportación, más intercambio desigual. Pero traerán también a los pueblos más conocimiento de la verdad, más conciencia, más rebeldía y más revoluciones.
Veremos ahora cómo se desarrolla la crisis y qué ocurre en Estados Unidos dentro de veinticinco días.
Fidel Castro Ruz
Octubre 11 de 2008
6 y 15 p.m.

martes, 14 de octubre de 2008

COMO NO VAN A ESTAR EUFORICOS

Raúl Zibechi
ALAI AMLATINA, 14/10/2008, Montevideo.-
A medida que pasan los días y van apareciendo algunos resultados de la “crisis financiera”, cobra consistencia la sospecha de que el “pánico” y la estampida de capitales fue una maniobra urdida por las elites para conseguir una tajada gruesa de los fondos estatales, sobre todo de la Unión Europea.Las bolsas reaccionaron a la baja luego de los 700 mil millones de dólares decididos por el Congreso estadounidense en apoyo del Plan Paulson. Pero recobraron la euforia el lunes 13 luego de conocerse que la Unión Europea (UE) dedicará 2,1 billones de dólares (tres veces el Plan Paulson) a salvar sus bancos. En total, tres billones de dólares cash, a los que hay que sumar los fondos liberados antes para salvar otras instituciones tanto en Estados Unidos como en la UE, y las sucesivas inyecciones que vienen haciendo los bancos centrales y la reserva federal desde hace un año. Es posible que las cifras totales salidas de las arcas estatales alcancen los 6 billones de dólares. El PIB de China; casi seis veces el de Brasil. ¿Quién no estaría eufórico?
Tal vez sea cierto, como apunta William Engdahl (Rebelión, 14/10/08) que Alemania e Inglaterra se salieron del libreto estadounidense, cuyo sector financiero habría generado pánico bancario (“un pánico preplanificado”), dejando caer a Lehman Brothers, para aumentar su poder y el control de la política de Washington. Los hacedores de la crisis esperaban que los europeos corrieran a rescatar las hipotecas basura de Wall Street, con lo que se hubieran “destruido lo que quedaba de las instituciones bancarias y financieras sanas de la UE”.Según ese análisis, la nacionalización parcial decidida por el Reino Unido de sus más importantes bancos, medida seguida por Alemania, habría impedido que la maniobra de Paulson fuera a más. Es posible. Sin embargo, todo indica que las medidas tomadas por la UE tienen mucho en común con las políticas de Washington: se limitan a retoques sin atacar los problemas de fondo.
En las últimas semanas, a medida que escala la caída de las bolsas, se difundió la especie de que la causa de la crisis es la desregulación del sistema financiero, y que el establecimiento de adecuados controles estatales podrá acotar los problemas y atajar crisis futuras. Nada más lejano de la realidad. La financierización de la economía fue una decisión del capital para, precisamente, eludir los controles y evitar verse amarrado por pactos que limitaban su acumulación.El proceso que levantó vuelo a comienzos de la década de 1970 y está implosionando ahora, está lejos de ser un accidente del sistema: se ha convertido en su núcleo duro. El pacto social conocido como Estado del Bienestar, o sea un trato entre el Estado, los empresarios y los sindicatos para regular la economía, supuso rígidos controles a cada uno de los actores. La cosa funcionó, como bien recuerda Mike Davis (Sinpermiso, 12/16/08) por el “levantamiento de los trabajadores industriales” que no dejaron otro camino al capital que aceptar, no su asutolimitación cosa que nunca aceptó, sino la vigilancia activa del Estado y los sindicatos.Pero cuando la beligerancia obrera y de los pueblos del Tercer Mundo pusieron en peligro la continuidad de la acumulación en la producción real, el capital optó por volatilizarse, saltar los controles y para eso se convirtió en capital financiero. David Harvey denomina este proceso como acumulación por desposesión (“El nuevo imperialismo”). El capital fijo, enterrado en bienes de producción, se trasmutó en capital financiero obteniendo así nuevos grados de “libertad”. O sea, asistimos al retorno de la lógica de la rapiña que caracterizó la acumulación originaria en los albores del capitalismo, que conocemos como Consenso de Washington o neoliberalismo.En los últimos treinta años, este capital especulativo hizo añicos el planeta. Primero a los países más pobres a través de la crisis de la deuda de los 80, que significó monumentales transferencias del Sur al Norte. Más tarde, un capital especulativo aún más concentrado, e incrementado por los fondos de pensiones, lanzó la crisis de 1997 con la que buscó que Asia terminara financiando la creciente deuda de Estados Unidos. Ahora, todo indica que la mira estuvo puesta (o está aún) en la Unión Europea y en los países emergentes. En la medida que estos se muestran cada vez más reacios a seguir sufragando los gastos de manutención del imperio, un imperio que además no consigue estabilizarse, el cerco se estrecha cada vez más sobre las economías “amigas”.
La próxima víctima, además de las capas medias y los trabajadores europeos, serán los propios estadounidenses. La expansión del gasto militar ya no puede seguir tirando de la economía, como sucedió luego de la Gran Depresión. Peor aún: cada vez son más los que, en el corazón del imperio, consideran que el elevado gasto militar para mantener el poder del 1% de la población, se sostiene a costa de desmantelar los servicios de salud que están llevando a sectores importantes de la población a condiciones de vida latinomericanas.Un buen ejemplo para europeos y estadounidenses: en Argentina la brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de 12 veces en 1986, poco después de finalizar la peor dictadura. En la década neoliberal de los 90 trepó a un promedio de 22 a 26 veces, para escalar a 58 veces en el pico de la crisis, entre 2001 y 2002. En los útimos cinco años fue descendiendo paulatinamente, para ubicarse en 36 veces, tres veces más que la herencia que dejaron los militares genocidas. ¡Ni las terribles dictaduras consiguieron empobrecernos tanto como las “crisis” fabricadas por el caputal financiero!El capital financiero es una suerte de Terminator, una máquina destructiva que se mantiene activa destruyendo y engullendo los trozos. Saldrá de esta crisis más concentrado aún, con mayor poder para eludir o neutralizar controles. Así viene funcionando en América Latina en las tres últimas décadas. Esta máquina no se detiene por sí sola, ni por disposiciones que regulen algunos aspectos de su funcionamiento. Puede disminurise su poder letal, pero en modo alguno puede cambiar su condición. Sólo destruyéndola, dejará de destruir.Hernán Uribe
Sólo existen dos modos conocidos para proceder a esa destrucción. La más segura, son los levantamientos populares, los “Ya Basta” y los “que se vayan todos”, de los cuales América Latina tiene, desde el Caracazo de 1989, una novedosa y rica tradición. La segunda, es la vigorosa intervención de gobiernos decididos a cambiar el rumbo. También tiene este continente algunos buenos ejemplos en ese sentido. “La llamada economía de los papeles estaba sometiendo a la economía productiva. Eso se tiene que acabar”, dijo Lula.Cuando algún gobierno de la región toma medidas en ese sentido, el capital financiero reacciona con virulencia, como sucedió en Santa Cruz, Bolivia. Es un buen momento para seguir los mejores ejemplos. Entre ellos, el del presidente de Ecuador, quien le dijo basta a la multinacional brasileña Odebrecht, cansado de que se burlara del Estado, aún a riesgo de que el poderoso Brasil reaccione retirando inversiones. No hay capitalismo bueno. Por eso, entre esperar la intervención de los gobiernos y decidirse por desbaratar la máquina depredadora desde abajo, la opción es clara.-
Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios grupos sociales.

viernes, 10 de octubre de 2008

Lo que estamos aprendiendo en la crisis financiera del 2008

- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -
Oscar Ugarteche

ALAI AMLATINA, 10/10/2008, México DF.- La crisis financiera del 2008, la crisis mayor de todas las crisis financieras desde hace más de una década tiene elementos de los que hay que sacar lecciones. Cuando se trató de la crisis de México en 1995 al contagio que produjo se le llamó Efecto Tequila, y tenía sabor a resaca. Cuando se trató de la crisis de Tailandia y de Asia, de Rusia, de Brasil y de Argentina, se les llamó contagios, aunque recordamos el efecto tango y el efecto samba. Cuando se trató de la llamada crisis de las dot.com o crisis de las tecnológicas, no hubo ninguna mención de contagio. Estados Unidos no contagiaba, era la idea. Los contagios eran de bolsas infectadas no de bolsas sólidas. La moneda era esencial para el contagio vía las devaluaciones bruscas. En el caso de Estados Unidos, su moneda no se puede devaluar porque el mundo se relacionaba con el dólar. Entonces lo que ocurría eran apreciaciones frente al dólar.
En esta crisis hemos aprendido que cuando se trata de una crisis mayor de bolsa de Estados Unidos aunada a problemas en la economía, entonces no hay contagio sino que se le llama “crisis global”. La quiebra de la banca de inversión estadounidense y el arrastre de esto sobre las bolsas de valores es una crisis global. No hay contagio sino algo malo en general. Quizás lo que esté malo en general es que todas las bolsas se abrieron para permitir inversionistas del exterior y que cuando éstos se retiran de la bolsa de Nueva York, se retiran de todas las bolsas al mismo tiempo. Esto es acentuado por los actores nacionales que siguen la tendencia.

Lo segundo que estamos aprendiendo es el uso de la palabra “mundial”. Se habla de una crisis bancaria mundial. Hay una crisis bancaria –de inversión, arrastrada por inversiones en derivados crediticios vinculados a hipotecas– en Estados Unidos, España, Irlanda, Alemania, Gran Bretaña e Islandia. Esto es una “crisis bancaria mundial” que requiere del rescate inmediato para evitar el “colapso mundial”. Durante la segunda guerra mundial, los europeos entraron en guerra entre ellos y luego el mundo tomó posiciones. Ese fue un sentido de “mundial”. En el beisbol, hay la “serie mundial” que es básicamente Estados Unidos, México, el Caribe y Japón. Cuando hoy se habla de crisis mundial la referencia es a una crisis estadounidense que se ha contagiado aquellos países con bancos que han estado más expuestos a derivados crediticios vinculados a las hipotecas y cuyos sistemas bancarios han estado aún más desregulados a la americana.

Tercero, cuando el pánico financiero opera, los inversionistas salen de la bolsa de Nueva York, madre de todas las bolsas del mundo y se retiran de todo el resto de las bolsas presionando sobre los tipos de cambio de todo el mundo. Si los bancos centrales no intervienen se puede producir un alza brusca de los tipos de cambio y generar pánico en el mercado de divisas. Si los bancos centrales intervienen, deben estar dispuestos a perder una porción significativa de las reservas con el objetivo que el impacto inflacionario de una devaluación no llegue a la economía nacional.

Cuarto, cuando los inversionistas estadounidenses esencialmente se retiran de los merados del resto del mundo, venden moneda nacional en el resto del mundo y compran dólares de Estados Unidos para regresar a casa mientras piensan dónde y cómo colocan ese dinero mientras pasa la crisis. Eso da el espejismo de un dólar fuerte por un periodo. Como es absurdo un dólar fuerte en una crisis financiera que comienza en Estados Unidos, en el siguiente momento los agentes venderán el dólar y comprarán monedas más sólidas como el yen, el yuan o eventualmente algunas latinoamericanas y por supuesto, oro. El momento cumbre del tsunami cambiario es cuando el dólar aparece fuerte en medio de la crisis. Luego viene el temblor cambiario real del dólar, moneda que tiene el problema económico.

Quinto, cuando hay una crisis bancaria en el mundo que no incluye al G7, son crisis menores. Como efecto de la desregulación bancaria de 1990-92 América Latina se sumió en una crisis bancaria descomunal cuando ocurrió la crisis asiática y el crédito interbancario sufrió un alza en las tasa de interés. El efecto fue la quiebra masiva de bancos entre 1998 y 2002 en todas América latina menos México donde ya se había pasado por la quiebra masiva en 1995. Fruto de esas quiebras las regulaciones se fortalecieron y los requisitos de capital se aumentaron. Entonces aprendimos que los bancos trasnacionales dejan de serlo cuando hay una crisis y que cuando una sucursal quiebra, quien debe salvarlo es el gobierno del país y no la casa matriz. Es decir un banco trasnacional es la mejor inversión, ganas cuando ganas y cuando pierdes en un país, ellos –el gobierno de ese país– te rescata. Las ventajas para un país de tener banca trasnacional entonces quedó matizado.

Sexto, cuando en medio de los vaivenes de México se discutió la necesidad de autorregulación bancaria y de auto supervisión, y se organizó lo que se conoce como Basilea 2, quedó puesto en evidencia primero que el FMI no servía para nada y segundo que los bancos podrían regularse de forma voluntaria, levantar sus requerimientos de capital, moderar sus riesgos, y sobre todo, tener carteras de inversión diversificadas alrededor del mundo para tener estabilidad. Lo que la crisis del 2008 ha mostrado es que bajo este paraguas, se terminó de desregular la banca en los Estados Unidos permitiéndosele unir a la banca de inversión con la banca comercial y a estos se les permitió actuar en todos los mercados del mundo con un producto tóxico que son los derivados crediticios. Nadie se refiere a los derivados crediticios hoy por su nombre sino únicamente como “Toxic waste” (deshecho toxico). Quien más lo hace es el hombre que seguramente más promovió dicho mercado, el ex presidente de Goldman Sachs y hoy secretario del Tesoro encargado de rescatar a los bancos, Hank Paulson (HP).

Séptimo, el ingenioso concepto de que todo tiene un mercado y por lo tanto, un crédito no es un activo bancario sino un título valor que puede ser vendido, llevó a que los bancos comerciales se dedicaran a prestar dinero para hipotecas, entre otras cosas, y luego las vendieran como títulos valor. Las ganancias del banco están en las comisiones por emitir la hipoteca, o la garantía en los casos de otras operaciones colateralizadas. El banco comercial no asume su riesgo crediticio. Muy ingenioso. Luego el concepto de que un banco de inversión, que administra fondos de pensiones, fondos de inversión, fondos de cobertura diversos los podría comprar fue aún más sensacional. Estos no habían prestado sino que invertían en un titulo valor en el mercado. Aún más ingenioso fue crear un mecanismo de seguro que podría cubrir la eventualidad de un impago. Cobrando una prima ínfima por el seguro basada en la probabilidad del impago, en operaciones que las casas de calificación de riesgo han aprobado y tipificado como libre de todo riesgo, era una operación que generaría a las compañías de seguros que entraran a ese mercado, una lonja de riqueza. La idea que ese seguro podría ser vendido como un título valor que los bancos de inversión podrían comprar o que los bancos hipotecarios podrían comprar como parte de su cartera de inversiones fue aún más ingenioso. Finalmente el concepto que ese título valor se podría prendar al igual que todos los demás títulos valor para tomar préstamos para poder comprar más derivados financieros, fue sencillamente la cúspide de la genialidad financiera.
Detrás de toda esa genialidad probabilística modelada con modelos basados en la fisica –porque los mercados funcionan como las ondas sonoras– estuvo la automatización de los mercados. La mano del hombre podría quebrar la perfección de todo este ingenio moderno que servía para brindar ganancias a los inversionistas –fondos de cobertura, fondos de pensiones, fondos de inversión etc.–. Y de pronto alguien tomó consciencia que detrás de todo esto financiero y muy sofisticado operado automáticamente, había una casa y que si el precio de esa casa baja, las garantías quedan sin respaldo y el sistema se cae. Y se cayó con la ayuda de los sistemas automatizados.

La octava lección es que cuando todos los mercados están interconectados, todos los mercados se caen juntos y los sistemas nacionales que redujeron la irracionalidad del mercado mayor, se caen más bruscamente que los otros. Aquellos que mantuvieron a sus sistemas financieros más regulados y mejor capitalizados resienten el efecto mucho menos. Aquellos donde no se hicieron inversiones en derivados financieros, quedan inmunes. Las compañías de seguros que compraron los derivados, quebraron, en Estados Unidos, en Japón y en Inglaterra.
La lección final es que la ansiedad por tener ganancias financieras alejadas de la producción y la creencia que eso podría permanecer de forma estable culmina cuando es evidente que todo tiene un precio en esta vida y que no hay ganancias sin riesgos. En ese momento regresa el Estado a salvar, rescatar y luego regular y nacionalizar y se vuelve a teorías económicas más vinculadas a la producción y la distribución y menos al intercambio. Del libre cambismo de Marshall y Pigou pasamos a Keynes, y de Hayek, el consenso de Washington y Monte Pelerin pasaremos a bancos comerciales que asuman sus riesgos, sistemas regulados globalmente, una legislación financiera global, y sobre todo, un banco central global y una supervisora de bancos global. La autorregulación ha muerto, y con ella Basilea 2. El Consenso de Washington yace en un campo afuera del cementerio religioso, como los suicidas.

- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd). Es presidente de ALAI e integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org
Más información: http://alainet.org______________________________________Agencia

10 PREGUNTAS SOBRE LA CRISIS

MICHEL COLLON

1. ¿Subprimes ?
El punto de partida es una verdadera estafa ya que los bancos occidentales han ganado una enorme cantidad de dinero a costa de los hogares estadounidenses, diciéndose que si no eran capaces de pagar, les quitarían sus casas por cuatro monedas.
2. ¿Es sólo una crisis bancaria?
No, en absoluto. Se trata de una verdadera crisis económica que ha comenzado en el sector bancario, pero cuyas causas son mucho más profundas. En realidad, toda la economía de los Estados Unidos vive a crédito desde hace 30 años. Las empresas se endeudan por encima de sus posibilidades, el Estado se endeuda también por encima de sus posibilidades (para hacer la guerra) y se ha impulsado sistemáticamente a los ciudadanos a endeudarse, la única manera de mantener, artificialmente, un crecimiento económico.
3. ¿La verdadera causa?
Por supuesto, los medios de comunicación tradicionales no nos dicen nada. Y sin embargo, las subprimes no son más que la punta del iceberg, la manifestación más espectacular de una crisis de superproducción que golpea a los Estados Unidos, pero también a los países occidentales. Si el objetivo final de una multinacional consiste en despedir a trabajadores en masa para hacer el mismo trabajo con menos personas, si además se bajan los salarios por todos los medios y con la ayuda de los gobiernos cómplices, ¿A quién van a venderles los capitalistas sus mercancías? ¡No han parado de empobrecer a sus clientes!
4 ¿Es sólo una crisis de la que sobreponerse?
La historia demuestra que el capitalismo ha ido siempre de una crisis a otra con, de vez en cuando, una buena guerra para salir de ella (eliminando a sus rivales, empresas, infraestructuras, lo que permite un buen reimpulso económico). En realidad, las crisis son también un periodo que aprovechan los grandes para eliminar o absorber a los más débiles. Es lo que ocurre ahora en el sector bancario estadounidense, o en el caso de BNP que se traga a Fortis (y todo esto no ha hecho más que empezar). Pero, si la crisis refuerza la concentración de capital en manos de un número aún más pequeño de multinacionales, ¿cuál será la consecuencia? Estos super-grupos tendrán aún más medios de eliminar o empobrecer la mano de obra y así convertirse en una competencia aún más fuerte. Estamos otra vez en la casilla de salida.
5. ¿Un capitalismo sobre bases éticas?
Hace ciento cincuenta años que nos lo prometen. Hasta Bush y Sarkozy lo han hecho. Pero en realidad, es tan imposible como un tigre vegetariano. Y es que el capitalismo se apoya en tres principios: 1. La propiedad privada de los grandes medios de producción y de financiación. No es la gente la que decide, sino los multinacionales. 2. La competitividad: ganar la guerra económica, es decir, eliminar a la competencia. 3. El máximo beneficio: para ganar esta batalla no basta con tener unos beneficios normales o razonables, sino una tasa de beneficios que permita distanciar a las empresas de la competencia. El capitalismo no es sino la ley de la selva, como ya escribía Karl Marx: "Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen."
6. ¿Salvar a los bancos?
Por supuesto, hay que proteger a los clientes de los bancos. Pero en realidad, lo que el Estado está haciendo es proteger a los ricos y nacionalizar las pérdidas. Por ejemplo, el estado Belga no tenía 100 millones de euros para ayudar a la gente a mantener su poder adquisitivo, pero para salvar a los bancos, ha encontrado 5.000 millones en dos horas. Miles de millones que nosotros tendremos que rembolsar. Lo irónico es que Dexia era un Banco Público y que Fortis se ha tragado un banco público que funcionaba muy bien. Gracias a ello, sus dirigentes han hecho negocios durante veinte años. Y ahora que la cosa no funciona, ¿se le pide a estos dirigentes que paguen los platos rotos con el dinero que han estado ganando y que se han guardado? No, se nos pide que paguemos nosotros.
7. ¿Los medios de comunicación?
Lejos de explicarnos todo esto, fijan su atención en asuntos secundarios. Nos dicen que habrá que buscar los errores, a los responsables, combatir los excesos y bla, bla, bla. Sin embargo, no se trata de tal o tal error, sino del sistema. Esta crisis era inevitable. Las empresas que se están derrumbando, son las más débiles o las que peor suerte han tenido. Las que sobrevivan, tendrán aún más poder sobre la economía y sobre nuestras vidas.
8. ¿El neoliberalismo ?
La crisis no ha sido provocada sino acelerada por la moda neoliberal de los últimos veinte años. Los países ricos han intentado imponer este neoliberalismo en todo el tercer mundo. En América Latina, como acabo de estudiar durante la preparación de mi libro Los 7 pecados de Hugo Chávez, el neoliberalismo ha sumido a millones de personas en la miseria. Pero al hombre que ha lanzado la señal de la resistencia, el hombre que ha demostrado que se podía resistir al Banco Mundial, al FMI y a las multinacionales, el hombre que ha enseñado que había que darle la espalda al neoliberalismo para reducir la pobreza, este hombre, Hugo Chávez, no deja de ser diabolizado a golpe de mentira mediática y de difamación infundada. ¿Por qué?
9. ¿El tercer mundo ? Sólo se nos habla de las consecuencias de la crisis en el Norte. En realidad, todo el tercer mundo sufrirá gravemente a causa de la recesión económica y de la bajada de precios de las materias primas que provocará la crisis.
10. ¿La alternativa ?
En 1989, un famoso autor estadounidense, Francis Fukuyama, nos anunciaba el Fin de la Historia : el capitalismo había triunfado para siempre, nos decía. No ha hecho falta mucho tiempo para que los vencedores se estrellen. La humanidad necesita verdaderamente otro tipo de sociedad. El sistema actual fabrica miles de millones de pobres, hunde en la angustia a aquellos que tienen (provisionalmente) la suerte de trabajar, multiplica las guerras y arruina los recursos del planeta. Pretender que la humanidad está condenada a vivir bajo la ley de la selva, es tomar a la gente por imbéciles. ¿Cómo debería ser una sociedad más humana, que ofrezca un porvenir digno para todos? Este es el debate que tenemos todos la obligación de lanzar. Sin tabúes.

6 octobre 2008
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sábado, 30 de agosto de 2008

MANIFIESTO ECOSOCIALISTA

El siglo XXI se inicia en un tono catastrófico, con un grado sin precedentes de deterioro ambiental y de "orden" mundial caótico, asediado por el terror y por focos de guerra de baja intensidad (desintegradora) que se extienden como gangrena a través de amplios segmentos del planeta -África Central, Medio Oriente y noroeste de América del Sur- y reverberan en todas las naciones.
La crisis de la ecología y el derrumbe social están profundamente interrelacionados y deben ser vistos como manifestaciones distintas de unas mismas fuerzas estructurales. En términos generales, lo primero es el resultado de la industrialización rampante que desborda la capacidad de la Tierra para amortiguar y contener la desestabilización ecológica. Lo segundo se deriva de la forma de imperialismo conocida como globalización, con sus efectos desintegradores sobre las sociedades que encuentra a su paso. Más aun, estas fuerzas subyacentes son, en esencia, aspectos diferentes de un mismo impulso, que debe ser identificado como el factor dinámico central que mueve a la totalidad: la expansión del sistema capitalista mundial.
Rechazamos todos los eufemismos o el amortiguamiento propagandístico de la brutalidad de este régimen: todo intento de teñir de verde sus costos ecológicos, toda mistificación de los costos humanos bajo los nombres de democracia y derechos humanos. Insistimos, por el contrario, en la necesidad de encarar al capital en la perspectiva de lo que realmente ha hecho.
En lo que se refiere a la naturaleza y su equilibrio ecológico, este régimen, con su imperativo de constante expansión de la rentabilidad, expone los ecosistemas a contaminantes desestabilizadores; fragmenta hábitats que han evolucionado durante millones de años para permitir el florecimiento de organismos; agota los recursos y reduce la sensual vitalidad de la naturaleza al frío intercambio que requiere la acumulación de capital.
Desde el lado de la humanidad, con sus demandas de autodeterminación, comunidad y una existencia plena de sentido, el capital reduce a la mayoría de la población del mundo a mero reservorio de fuerza de trabajo, mientras descarta a muchos de los restantes como molestias inútiles. Ha invadido y erosionado la integridad de las comunidades a través de su cultura de masas global de consumismo y despolitización. Ha expandido las disparidades en riqueza y poder hasta niveles sin precedente en la historia de la humanidad. Ha trabajado en estrecha asociación con una red de estados serviles y corruptos, cuyas élites locales llevan a cabo la labor de represión y liberan al centro del oprobio de la misma. Y ha puesto en marcha una red de organizaciones transnacionales bajo la supervisión general de las potencias occidentales y de la superpotencia de Estados Unidos, para minar la autoridad de la periferia y atarla al endeudamiento, mientras mantiene un enorme aparato militar para garantizar el acuerdo con el centro capitalista.
El actual sistema capitalista no puede regular, ni mucho menos superar, las crisis que ha desatado. No puede resolver la crisis ecológica, porque esto demandaría poner límites a la acumulación -una opción inaceptable para un sistema promovido a partir de la máxima de ¡crece o perece! Y no puede resolver la crisis planteada por el terror y otras formas de rebelión violenta porque para hacerlo tendría que abandonar la lógica imperial, lo que impondría límites inaceptables al crecimiento y a todo el modo de vida sostenido por el ejercicio del poder imperial. Su única opción es acudir al recurso de la fuerza bruta, incrementando así la alineación y sembrando las semillas del terrorismo... y del contraterrorismo ulterior, evolucionando hacia una variante nueva y maligna de fascismo. En suma, el sistema capitalista mundial está en una bancarrota histórica. Se ha convertido en un imperio incapaz de adaptarse, cuyo gigantismo termina por dejar al descubierto su debilidad interna. En términos ecológicos es profundamente insostenible y debe ser cambiado de manera fundamental -mejor aun, reemplazado- si ha de existir un futuro digno de ser vivido.
De este modo, estamos nuevamente ante la clara disyuntiva planteada una vez por Rosa Luxemburgo: ¡socialismo o barbarie!. Y en esta ocasión, el rostro de la barbarie refleja la marca del siglo que empieza, y asume el semblante de la ecocatástrofe, el terror y el contraterror, y su degeneración fascista.
Sin embargo, ¿por qué el socialismo, por qué revivir esta palabra en apariencia destinada al basurero de la historia debido a los fracasos de sus interpretaciones en el siglo XX? Sólo por una razón: por muy golpeada y pendiente de realización efectiva que esté, la noción de socialismo sigue expresando la superación del capital. Si éste debe ser superado, tarea que ahora se torna urgente para la supervivencia de la civilización misma, el resultado será por fuerza socialista, porque tal es el término que designa el avance hacia una sociedad poscapitalista. Si decimos que el capital es radicalmente insostenible y se fragmenta en la barbarie que acabamos de describir, entonces decimos también que es necesario construir un socialismo capaz de superar las crisis que el capital ha venido desatando. Y si los socialismos del pasado no pudieron lograr eso, y si escogemos no someternos a un destino bárbaro, entonces nuestra obligación es luchar por otro que sea capaz de triunfar. Y del mismo modo que la barbarie ha cambiado de un modo que refleja el siglo transcurrido desde que Luxemburgo expresara su esperanzadora alternativa, el nombre y la realidad de socialismo deben ser los que requiere nuestro tiempo.
Por esas razones llamamos ecosocialismo a nuestra interpretación del socialismo y hemos decidido dedicarnos a su realización. Vemos el ecosocialismo no como la negación sino como la realización de los socialismos de primera época del siglo XX, en el contexto de la crisis ecológica. Como aquéllos, éste se construye a partir de la percepción del capital como trabajo objetivado, y se asienta en el libre desarrollo de todos los productores o, para decirlo de otra manera, en el fin de la separación de los productores respecto de los medios de producción. Entendemos que este objetivo no pudo ser realizado por los socialismos de primera época por razones que, si bien resultan demasiado complejas para ser abordadas aquí, pueden resumirse en los diversos efectos del subdesarrollo en un contexto dominado por la hostilidad de los poderes capitalistas. Esta coyuntura tuvo numerosos efectos nocivos en los socialismos realmente existentes, principalmente en lo relativo a la negación de la democracia interna mediante la emulación del productivismo capitalista, y terminó por conducir al colapso de esas sociedades y a la ruina de sus entornos naturales.
El ecosocialismo mantiene los objetivos emancipadores del socialismo de la primera época y rechaza tanto las metas reformistas -atenuadas- de la socialdemocracia, como las estructuras productivistas de las variantes burocráticas del socialismo. En cambio, insiste en redefinir tanto la vía como el objetivo de la producción socialista en un marco de referencia ecológico. Lo hace de manera específica en lo relativo a los límites del crecimiento esenciales para la sostenibilidad de la sociedad, los cuales no son adoptados, sin embargo, en el sentido de imponer escasez, mala calidad de vida y represión. El objetivo, por el contrario, consiste en una transformación de las necesidades y un cambio profundo hacia la dimensión cualitativa, alejándose de la cuantitativa. Desde el punto de vista de la producción de mercancías, esto se traduce en una valorización de los valores de uso sobre los valores de cambio -un proyecto de vasto significado, asentado en la actividad económica inmediata.
La generalización de la producción ecológica bajo condiciones socialistas puede proporcionar la base para superar la crisis actual. Una sociedad de productores libremente asociados no se detiene en su propia democratización. Por el contrario, debe insistir en la liberación de todos los seres, como sostén y como su objetivo. De este modo, supera el impulso imperialista tanto en lo objetivo como en lo subjetivo. Al alcanzar esa meta, lucha por superar todas las formas de dominación, incluyendo de manera especial las de género y raza. Y supera las condiciones que dan origen a las distorsiones fundamentalistas y sus manifestaciones terroristas.
Nadie puede leer estas ideas sin pensar, primero, en cuántos problemas prácticos y teóricos pueden surgir de ellas. Y, enseguida y de manera descorazonadora, en lo lejanas que están con respecto a la configuración presente del mundo, tanto en lo que hace a sus instituciones como en cuanto a las formas en que está presente en la conciencia. Nuestro proyecto no consiste ni en delinear cada paso de esta vía ni en ceder ante el adversario debido al carácter abrumador del poder que ostenta, sino en desarrollar la lógica de una transformación suficiente y necesaria del orden actual y en empezar a desarrollar las etapas intermedias en dirección a este objetivo. Hacemos esto con el propósito de pensar con mayor profundidad en estas posibilidades y, al propio tiempo, empezar el trabajo de diseño en conjunto con quienes comparten estas preocupaciones.
[La reproducción de este resumen del Manifiesto Ecosocialista, que simultáneamente está siendo publicado en la revista norteamericana Capitalism, Nature, Socialism, fue solicitada a Ambien-tico por varios ecologistas costarricenses adherentes del mismo. Los autores centrales del original en inglés son Michael Lowy (mlowy@free.fr) y Joel Kovel]