jueves, 15 de mayo de 2008

Recuperar la iniciativa

RECUPERAR LA INICIATIVA
Marcos Domich
Las cartas están echadas.
El 10 agosto se define una de las batallas - aunque no la última ni la más importante - del proceso político. Los plazos fatales no funcionan en Bolivia. Todo hacía pensar, gracias a la agitación de los medios de comunicación, que el 4 de mayo se definiría el futuro de Bolivia, etc. En verdad, el referendo, mal llamado autonómico, no pasó de ser una encuesta carísima. Lo que se presentó como un gran triunfo de los sedicentes autonomistas fue, sin atenuantes, una victoria mediática. La derecha sabe hacer buenas cuentas en sus negocios, pero sus conteos electorales muestran que no conocen ni la más elemental aritmética política. Una abstención de más de 40% es un dato muy serio para Bolivia y más si se suma los votos por el NO.
Pero, en fin, con la promulgación de la ley del referendo revocatorio y aunque se realicen los referendos pendientes, el asunto ha pasado al plano de la total inaplicabilidad.Esto ha producido grandes trastornos en el campo de la derecha y ha descolocado los planes conspirativos. Lo último no quiere decir que no los vayan a actualizar en poco tiempo (rápidamente) y acaso sean más explícitos, ya lo analizaremos. Pero lo que ha sucedido es que se ha sembrado confusión y sea ha provocado desaliento. El suspiro reaccionario parece decir “¡con lo bien que marchaban nuestros planes!” “Vienen unos despistados y lo echan a perder todo”. Menudean las recriminaciones, los pedidos de cuentas; con mayor frecuencia suena la palabra ¡traición!En ese panorama, empero, sería peligroso el quietismo, la excesiva confianza en el éxito. El gobierno, las fuerzas y movimientos populares, el MAS y la izquierda madura deben emprender medidas urgentes en tres objetivos: a) agrupar a las fuerzas patrióticas, populares y revolucionarias en un bloque único;b) elaborar un programa condensado que exprese los intereses nacionales y populares de la aplastante mayoría de los bolivianos.c) Organizar la conducción del proceso excluyendo a los oportunistas, a los vacilantes, a los infiltrados y a los corruptos. Los objetivos a y c no requieren explicaciones mayores. El meollo del asunto está en el programa mínimo y la decisión de llevarlo adelante. A nuestro juicio son unas cinco medidas: a) completar el proceso de recuperación del patrimonio nacional enajenado por el neoliberalismo; b) liquidando el latifundio y las relaciones de producción precapitalistas. c) desarrollar, reconstruir y fortalecer el aparato productivo; d) elaborar un plan de compensaciones que alivien sostenidamente la pobreza y e) una reforma del Estado que garantice la unidad nacional, la soberanía y la inclusión de los hasta ahora marginados y oprimidos. Existen otras más, es cuestión de analizarlas.Empero hay que apuntar algunas premisas ineludibles: Recuperar el espacio cedido en las capas medias; incorporar a nivel protagónico a la clase obrera y a los trabajadores organizados en sindicatos, a los campesinos y originarios, a los vecinos, a las mujeres y a la juventud. Desplegar una intensa campaña de esclarecimiento político e ideológico que supere simultáneamente la incertidumbre, la apatía, el conformismo y el salarialismo, el revindicacionismo inoportuno y la acción anárquica.
(*) Ex parlamentario, dirigente del PCB.domich2001@hotmail.com