SOCIALISMO
DEL SIGLO XXI
La fuerza de los pequeños
Abril, 2007. Impreso en la República Bolivariana de Venezuela
Depósito legal: lf87120073201165
Sólo con un modelo que estamos inventando
de un Socialismo del Siglo XXI,
habrá democracia de verdad, producción
económica, distribución igualitaria de los
recursos, lograremos equilibrar las cargas
que todavía están peligrosamente desequilibradas.
Ahí está la pobreza todavía,
producto de 200 años de desigualdades
Hugo Chávez Frías,
23 de mayo de 2005
Una larga gestación
Durante el siglo XX, Venezuela estuvo bajo
el control absoluto del imperio estadounidense,
sometida a la permanente extracción
del producto del trabajo de su gente y de la
mayor parte de sus riquezas. Las jugosas comisiones
por la venta de nuestro petróleo al
extranjero, las ganancias por el comercio de
mercancías importadas, la corrupción, la usura
y la explotación de las clases trabajadoras
fueron ensanchando cada vez más la brecha
entre ricos y pobres.
Así se fueron conformando en nuestro país
dos bloques claramente diferenciados: uno,
mayoritario y muy pobre, conformado por
las clases trabajadoras y desposeídas; otro,
minoritario, compuesto por algunas decenas
de familias muy ricas que detentaban el poder
económico y político.
En nuestro país, las cúpulas de los partidos,
los grandes empresarios y banqueros, las élites
militares y eclesiásticas, el poder económico extranjero
y los dueños de los medios de comunicación
privados estaban “encompinchados”
para controlar el poder económico y político.
El neoliberalismo era mantenido y reproducido
por esas élites gracias a un conjunto de
leyes, reglamentos y mecanismos represivos
que garantizaban que la explotación y la violación
de nuestra soberanía se practicaran en
un ambiente de legalidad y de supuesta paz
social. La democracia representativa fue un
sistema político perfecto para ocultar la dictadura
del capital y aplicar el neoliberalismo.
Pero, no todo lo legal es justo. Aunque el
capitalismo es legal, también es tremendamente
injusto e inhumano porque es la forma
como unos pocos se apropian de las energías
de muchos para convertirlas en riqueza. El
capitalismo tiene como prioridad aumentar
el beneficio, la ganancia, a costa de la explotación
ilimitada e indiscriminada, no sólo de
la gente sino de la naturaleza misma. Obedeciendo
a estos objetivos invaden mediática y
militarmente territorios, manipulan conciencias
y aniquilan pueblos enteros.
Durante la segunda mitad del siglo, el neoliberalismo,
expresión contemporánea del
capitalismo, se había puesto en marcha. Por
órdenes del imperio, el presupuesto para
programas sociales se fue reduciendo. La
prestación de servicios básicos como la salud,
educación, vivienda y alimentación gradualmente
iban dejando de ser responsabilidad
del Estado para convertirse en mercancía.
El objetivo era vender a quien pudiera pagar,
sin importar que los pobres quedaran
desasistidos. Toda la ganancia terminaría
acumulándose en manos particulares para
no regresar jamás a la población mayoritaria.
Éste es el proceso histórico real que explica la
paradoja de muchos países donde se ha aplicado
el neoliberalismo: son países muy ricos,
con un alto porcentaje de pobres.
El capitalismo debe ser superado y sustituido
por un sistema justo que respete la naturaleza
y la dignidad del ser humano. Esta transformación
es lo que ha marcado el rumbo de
la historia de la humanidad. La esclavitud,
por ejemplo, fue legal y se consideraba natural
hasta 1854 cuando, gracias a una presión
social sostenida durante muchos años, se
transformaron las leyes de la época, convirtiendo
en ilegal esta infame práctica.
La superación de la injusticia seguirá aconteciendo,
porque la historia no ha llegado ni
llegará a su fin, aunque los defensores del
neoliberalismo digan lo contrario. La misma
suerte que corrió la esclavitud, sobrevendrá
al capitalismo. Ya en Venezuela se han dado
los primeros pasos.
Primeros dolores de parto
y nacimiento
En Venezuela, los avisos que anunciaron la
inminencia de un nuevo sistema económico
y social se sintieron el 27 de febrero de 1989,
al calor de las medidas neoliberales ordenadas
por el imperio a su capataz de turno. En
ese momento, fue dada la orden de reducir el
gasto social y privatizar los servicios básicos.
Luego, ocurrieron dos rebeliones cívico-militares
en 1992. Siguió la destitución de Carlos
Andrés Pérez el 21 de mayo de 1993.
En 1999, el comandante Hugo Chávez Frías
fue elegido Presidente de la República. Aunque
su programa de gobierno no era explícitamente
socialista, sí buscaba contrarrestar
la injusticia social y económica del capitalismo
con medidas sociales que ponían en primer
plano al ser humano. Era el momento
para que el Estado comenzará a honrar la
deuda social contraída con el pueblo durante
tantos años.
Con el gobierno de Hugo Chávez comienza
a revertirse el proceso de expropiación que se
había iniciado hacía varios siglos. Las aguas
del tsunami expropiador comenzaron a retroceder
y los pueblos, despojados y casi ahogados,
iniciaron el lento pero seguro proceso de
conquistar terreno a los capitalistas.
El capitalismo recibe su nombre del verbo
capitalizar, también significa usar en beneficio
propio algo que es ajeno. El capitalismo
expropia lo colectivo en función del beneficio
individual. Lo contrario de expropiar es
socializar, colectivizar, devolver a las manos
del pueblo todo cuanto se le había arrebatado.
La Revolución Bolivariana es un proceso
de socialización que abarca todos los ámbitos
de la vida social. Desde 1999, este proceso se
ha ido desarrollando, socializando cada vez
más elementos, incluso aquellos intangibles
como el derecho del pueblo de decidir sobre
su propio destino.
Fue el 30 de enero de 2005, en Porto Alegre,
ante el V Foro Social Mundial cuando el Presidente
Hugo Chávez anunció que impulsaría
el desarrollo de algo que denominó “Socialismo
del siglo XXI” en Venezuela. Posteriormente,
en febrero del mismo año, Hugo
Chávez declaró que la Revolución Bolivariana
era socialista. Desde entonces, la política
de Estado va en una dirección contraria al capitalismo,
siguiendo los principios del socialismo
como norte, o más bien como sur.
El Capitalismo:
explotador por necesidad
El socialismo, en general, es una corriente
contraria al capitalismo, por eso para entender
cabalmente sus lineamientos es necesario
definir el capitalismo, aunque sea a grandes
rasgos.
Las siguientes características identifican al
capitalismo:
La propiedad de los medios de producción
tiene carácter privado: Se denominan medios
de producción a todos aquellos elementos
que permiten producir bienes, es decir, maquinarias,
fábricas, herramientas y la tierra.
En el capitalismo las leyes establecen que la
propiedad sobre estos elementos es particular.
El derecho de gozar y disponer de estos
medios y de la riqueza que producen no es
grupal sino individual. El capitalismo no sólo
confisca los medios de producción, sino también
el poder mismo, la posibilidad de decidir
sobre nuestro propio destino. Los que
tienen poder económico son los que también
tienen el poder sobre la vida y la muerte de
las mayorías.
Apropiación del trabajo ajeno para producir
riqueza individual: En una sociedad donde
los medios de producción están en manos
de particulares, los no propietarios tienen
que vender a aquellos su fuerza de trabajo, su
fuerza vital. Los propietarios se adueñan de
la mayor parte de la ganancia y dan a los trabajadores
una ínfima parte de la misma en la
forma de sueldos y salarios. Una buena parte
de la ganancia se invierte en más fuerza de
trabajo y medios de producción a fin de hacer
crecer la empresa, contratar a más gente
y continuar con el ciclo. Mediante este mecanismo
cada día hay más pobres (trabajadores
y desempleados), mientras que la cantidad
de ricos (propietarios)
se reduce, pero
se hacen más ricos.
El mercado es competitivo:
El capitalismo
se rige por el
principio de la supervivencia
del más
apto. Los dueños de
los medios de producción
compiten entre sí en una carrera por
abarcar más compradores y obtener mayor
ganancia. Esto los pone en situación de rivalidad,
los más fuertes dominan a los más débiles.
La fortaleza de un capitalista dependerá
de la debilidad de sus rivales. Esta idea impregna
a toda la sociedad, haciendo que sus
miembros den la espalda a la cooperación y
a la solidaridad, persiguiendo egoístamente
el beneficio individual, sin tener reparos en
recurrir a la aniquilación de los rivales.
El Estado funciona como elemento regulador,
a favor de los intereses de los capitalistas: El
Estado incluye, en general, la administración
pública, los tribunales, las fuerzas armadas y
la policía. El binomio poder económico-político
permite que en el capitalismo este conjunto
de instituciones posea la autoridad para
resolver a favor de los más ricos los conflictos
generados por la desigualdad, así como promulgar
y hacer cumplir las normas que regulan
este sistema: las que garantizan la propiedad
privada, la explotación y la competencia.
El Socialismo:
igualitario y solidario
El capitalismo es, por necesidad, expansivo,
depredador de la naturaleza y de los recursos
de la gente. La sociedad es un colectivo, lo
justo es que todo cuanto produce, así como
todas las riquezas que están en su territorio
sean repartidas por igual entre sus miembros.
En el capitalismo esta repartición es desigual:
a las mayorías que producen riqueza se les
paga un sueldo de hambre, mientras que las
minorías disfrutan del lujo. El socialismo consiste
en formas de relacionarse y de producir
que anulan y superan las prácticas egoístas
del capitalismo.
Partiendo de los aspectos que nos han permitido
caracterizar al capitalismo podemos
hacer ahora una identificación de los rasgos
generales del socialismo:
La propiedad de los medios de producción
tiene carácter colectivo: Los cinco siglos que
siguieron a la invasión española han sido, con
sus altas y bajas, el proceso de despojar de los
medios de producción al pueblo venezolano,
principalmente de la tierra.
Nuestros indígenas no concebían que ningún
ser humano tuviera más poder que ellos:
todos se consideraban iguales. Este pensamiento
también fue invadido y sustituido
a la fuerza, en pocas generaciones, por una
idea del mundo donde los indígenas se consideraban
ellos mismos inferiores al invasor.
Éste fue el proceso de transculturización, de
alienación, que acompañó al despojo de los
medios de producción. Las consecuencias de
esta amputación del poder político las sufrimos
hoy como pueblo.
Estos procesos fueron engrosando la masa sometida
de los que sólo contaban con sus fuerzas
físicas para sobrevivir: esclavos y esclavas,
peones, campesinos, obreros y obreras.
La aplicación de un modelo socialista en el
presente equivale a invertir el sentido de ese
proceso que durante 500 años dejó a las mayorías
completamente despojadas de medios
de producción, de soberanía política y dependientes
de los grandes propietarios.
Es fundamental en un proyecto socialista
que la tierra, los demás medios de producción
y la conciencia del poder de decisión regresen
a manos del pueblo. De eso se trata,
de socializar los elementos y el poder para que
las mayorías se hagan dueñas de su propio
desarrollo.
No hay explotación
Este punto está estrechamente ligado con
el anterior. La explotación desaparece en la
medida que la masa de desposeídos se vaya
convirtiendo en una sociedad de productores
asociados y no tengan que vender su energía
vital a otros. El campesino que siembra,
el obrero que fabrica, ya no lo hacen con el
fin de generar ganancia para el gran terrateniente
o el patrón. Todo cuanto producen va
dirigido a satisfacer sus propias necesidades
y las del colectivo. Todos y cada uno de los
integrantes de la sociedad aporta según su
posibilidad y recibe según su necesidad, sin
que una o varias personas se aprovechen de
las demás.
El mercado está regido por la cooperación,
la complementariedad y la solidaridad: La
competitividad de la sociedad capitalista es
otra desviación histórica. El paso de la animalidad
a la humanidad, el nacimiento mismo
de la sociedad humana responde a que sus
miembros tuvieron que solidarizarse entre sí
cada vez más, hacerse cooperativos y depender
unos de otros para enfrentar peligros y
satisfacer sus necesidades de supervivencia.
En el capitalismo cada individuo se considera
superior a unos e inferior a otros, supone
una idea jerarquizada de la sociedad. Cada
quien ve en el otro a un rival, a un enemigo
presto a tenderle trampas y emboscadas a fin
de neutralizarlo y dominarlo.
En el socialismo, la finalidad de la producción
no es generar ganancia a particulares,
sino producir lo que se necesita y participar
de manera justa en su distribución. Este cambio
de la finalidad de la producción transforma
igualmente el sentido del mercado. En
el socialismo, el mercado no es el escenario
donde se concurre a pugnar por la conquista
del mayor número de consumidores, lo cual
se traduce en maximizar la ganancia. Tampoco
es el ámbito donde los competidores más
fuertes anulan a los más débiles.
En un mercado complementario todos tienen
oportunidad de colocar sus bienes y servicios
para intercambiarlos. Los pequeños productores
o prestadores de servicios no corren el
riesgo de ser absorbidos ya que, en principio,
existen regulaciones que compensan su relativa
desventaja con respecto a otros.
El libre mercado capitalista tiende a la concentración
de la actividad productiva y financiera
en cada vez menos manos, absorbiendo
y aniquilando a los pequeños productores,
lo cual se traduce en empobrecimiento y dependencia.
El socialismo, como alternativa
igualitaria y justa debe crear las condiciones
para compensar las desigualdades entre los
productores, evitando que su concurrencia
al mercado sea una lucha de vida o muerte.
El gran capital, con el pensamiento único
como ideología busca consolidar un mundo
unipolar, para tener control absoluto sobre la
gente. El socialismo joven busca transformar
este mundo unipolar por uno pluripolar. Necesariamente
tiene que superar la dinámica
y la filosofía actual del mercado externo, que
más que intercambio, parece una verdadera
guerra económica.
Venezuela ha dado pasos altamente positivos
en este sentido estrechando lazos de solidaridad
y cooperación con otros países y
concretando relaciones de intercambio orientadas
al beneficio mutuo. Con esto cobra
vida, con una dimensión moderna, el milenario
principio practicado por nuestros pueblos
indígenas, que consiste en intercambiar lo que
más se tiene por lo que más tiene el otro.
El Estado defiende los intereses de los trabajadores
y trabajadoras: El Estado en el capitalismo
niega la participación directa y el
protagonismo popular. Los trabajadores conscientes
saben que en el capitalismo reciben un
salario que no les permite salir de la pobreza,
a pesar de que trabajan de manera agotadora.
Por eso el pueblo constituye una fuerza que
obliga al Estado a propiciar unas relaciones
más justas, donde se valore más su trabajo.
Por eso la democracia meramente representativa
ha sido el sistema político perfecto
para la supervivencia del capitalismo. Se trata
de una dictadura encubierta porque reduce
la participación popular al mero sufragio,
negándole al pueblo la posibilidad de actuar
directamente sobre las relaciones sociales
enajenantes que lo empobrecen.
En el capitalismo, la sociedad está subordinada
a un Estado controlado por la élite de
grandes propietarios. En el socialismo, por el
contrario, el Estado ha de responder fiel y lealmente
al mandato de las mayorías. Lo que en
el ámbito económico se traduce en auto desa
rrollo, en el ámbito político se expresa como
el autogobierno: la democracia participativa
y protagónica que convierte a cada ciudadano
en miembro activo del Estado.
El Socialismo del siglo XXI:
un socialismo repotenciado
El socialismo del siglo XXI es un concepto en
plena construcción. Hace apenas dos años el
Presidente Hugo Chávez se refirió a este nuevo
socialismo, a la vez que invitaba a la discusión
a todas las fuerzas vivas del país con
el fin de irle dando forma a esta propuesta.
Ya ha cobrado vida y la discusión está abierta,
hoy encontramos en Internet 402 mil entradas
que refieren a este tema. Y van en aumento.
El joven socialismo del siglo XXI será criado
colectivamente por todos y todas, sobre la
marcha, gracias a la discusión y a los aportes
que hagamos en su formación. Esto es altamente
positivo ya que no se trata de una receta
impuesta, confeccionada por un pequeño
grupo de notables, reproduciendo lo que sería
una práctica no democrática. Las fuerzas
vivas de nuestro país nunca habían tenido
la oportunidad de participar en el diseño y
velar por el sano crecimiento de un modelo
político y socio-económico a su medida, los
anteriores han sido impuestos.
Aprendiendo de sus ancestros
Si bien nuestro nuevo socialismo acaba de
nacer, es importante destacar que toda la tradición
socialista que se inicia con Karl Marx y
Frederic Engels, pasando por Lenin, Rosa de
Luxemburgo y Antonio Gramsci, entre otros,
juega un papel vertebral en su conformación
ya que constituye la única explicación científica
de la sociedad y, en especial, del capitalismo.
Por esta razón, como mínimo, comparte
las características que hemos explicado para
dicho modelo.
En la aplicación del socialismo científico,
durante el siglo XX, se cometieron muchos
errores. Estos desaciertos condujeron al desplome
de la Unión Soviética. Pero el capitalis
mo, por su esencia depredadora, no ha dejado
de demostrar que su tendencia es acabar con
la vida del planeta, incluyendo al ser humano.
Los principios del socialismo garantizan
la vida y la felicidad del ser humano, ponen
cada cosa en su sitio y devuelve a todos y todas
lo que le originalmente les pertenecía. No
hay otra alternativa que realmente hiera de
muerte al monstruo del capital.
El socialismo científico sigue vigente como
arma de guerra contra la explotación. Los
pueblos lo utilizan en el proceso revolucionario
para hacer justicia. Por eso el Socialismo
del siglo XXI se basa en el viejo socialismo,
pero se adapta a los nuevos tiempos y
lugares, tomando lo bueno de la experiencia
del siglo XX, se enriquece y se amplía con
nuevos conocimientos de otros pueblos y
corrigiendo las tendencias erróneas que nos
obligaron a replegarnos. De esta necesidad
nace el Socialismo del siglo XXI, es el socialismo
“repotenciado”.
Un socialismo ecológico
De las experiencias de aquel socialismo,
también llamado “socialismo real”, el del siglo
XXI toma algunas enseñanzas. El nuevo
socialismo no debe repetir los errores del pasado
como subordinar al ser humano y a la
naturaleza al desarrollo ilimitado de la gran
industria. Por esta razón, esta nueva corriente
del socialismo aboga por sistemas productivos
alternativos, como las pequeñas industrias
locales controladas directamente por la
gente y que respeten la madre naturaleza que
es la fuente de toda la vida.
Un socialismo respetuoso que cree en
los poderes creadores del pueblo
En el Socialismo del siglo XXI, el Estado no
debe reproducir la actitud paternalista. El Estado
que todo resuelve, que suministra todos
los recursos, estimula la pasividad y atrofia
las capacidades creativas de la población. Por
eso el nuevo socialismo, a diferencia del anterior,
deposita todo el poder en la gente a la
hora de tomar decisiones e invoca sus capacidades
creativas y asociativas.
De la mano con el paternalismo está el totalitarismo.
El Estado en el socialismo del siglo
XXI no puede imponer su criterio, coartando
la libertad y los derechos de la población,
negando el sustrato tradicional de los
pueblos. Más bien, debe encarnar la voluntad
popular y velar por la consolidación de
la unidad, basada en el reconocimiento de la
diferencia.
Varios socialismos en uno
Uno de los mayores aportes críticos del
siglo XXI para la construcción del nuevo
socialismo es el reconocimiento de que el
capitalismo y sus males no se superan solamente
con los conocimientos aportados
por el socialismo marxista. Las enseñanzas
de Cuba sobre este particular son notables.
La revolución cubana no se hubiera fortalecido
a través de los años sin el despliegue
de su capacidad de engendrar respuestas
autóctonas a los retos históricos que le ha
tocado superar.
Desde alejadas y distintas regiones, los ríos
tributarios conducen la vida, los nutrientes
y minerales, hasta que confluyen todos en
un gran y majestuoso caudal enriquecido.
De la misma forma, la gran corriente del Socialismo
del siglo XXI se nutre de múltiples
experiencias sociales vividas por distintos
pueblos y colectivos en su lucha contra la
injusticia en otros confines de la geografía
y del tiempo. Muchos de estos grupos han
estado excluidos e ignorados. Al margen de
nuestras experiencias ellos han inventado
sus propias sociedades y no es casual que
hoy busquemos en ellos respuestas a la crisis
de nuestro propio modelo de civilización.
Las palabras de los pueblos indígenas en el
IV Congreso Nacional Indígena (mayo de
2006), parecen responder a nuestro llamado:
A todas las comunidades indígenas,
a todas las naciones y gobiernos del
mundo, a todas las iglesias desde el
corazón de la Maloca de la Amazonía
les anunciamos que la fuerza de los pequeños
es vida del mundo. Como los
arroyos y manantiales que confluyen
en el gran río Amazonas, así desde
los pueblos que nacemos en los cuatro
vientos hemos venido a juntar nuestros
corazones y palabras a orillas de
este río sagrado.
Recientemente, el proyecto socialista del siglo
XXI ha reivindicado los modos de producción
igualitarios de las sociedades indígenas.
Los pueblos indígenas se han perpetuado durante
miles de años sin establecer relaciones
de explotación y sin atentar contra el equilibrio
de la Naturaleza. Son grupos que desde
nuestro punto de vista pueden ser identificados
con el socialismo. Sus formas de vida son
una vasta fuente de saberes para la emancipación
y para construir una sociedad integrada
por seres humanos que no se enfrenten
entre sí ni con la naturaleza, sino que en
tiendan que forman
parte de la misma y
que cualquier daño
que le ocasionen repercutirá
sobre ellos
mismos.
El Socialismo del
siglo XXI pasa también
por la revisión
obligada del pensamiento
emancipador
marxista latinoamericano del siglo XX:
José Carlos Mariátegui (Perú), Julio Antonio
Mella, Fidel Castro Ruz, Ernesto “Che” Guevara
(Cuba), Augusto César Sandino (Nicaragua)
y Farabundo Martí (El Salvador), entre
otros. Tampoco se olvida de la tradición
antiimperialista, donde figuran entre muchos
otros, el pensamiento y los procesos emancipadores
encabezados por Simón Bolívar, Antonio
José de Sucre, José Gervasio Artigas y
José Martí.
Un socialismo feminista
Cuando se habla de reivindicar sectores
marginados, explotados, oprimidos y descalificados
no se puede olvidar a las mujeres.
Muchos siglos antes de la aparición del capitalismo
ya la mujer estaba subyugada por
una ideología aún reinante que favorece y
realza a los hombres, que las excluye del conocimiento,
de la vida pública y las convierte
en objetos, pero a su vez las obliga a trabajar
para ellos. La mujer, en la historia de la humanidad,
ha jugado un papel de primer orden
y, además, en su exclusión se ha hecho
sabia. El nuevo socialismo estaría incompleto
si no reconoce y retribuye especialmente todo
lo que, desde su diferencia, hace la mujer por
la sociedad. El socialismo del siglo XXI, si no
es feminista no es socialismo.
Un socialismo sabio
El socialismo del siglo XXI es una ventana
abierta a un panorama pleno de respuestas
para quienes quieren vencer la injusticia.
Desde allí se divisa a Bolívar al frente de un
pueblo en armas cruzando los Andes para
dar caza al invasor español, los indígenas
americanos defendiendo la Pacha Mama
(madre tierra) con flechas y lanzas, los cimarrones
negros lanzando el yugo, Zamora
gritando “¡Tierra y hombres libres!”, los
barbudos en Sierra Maestra conquistando
la dignidad de Cuba. Más allá está la epopeya
española por construir la República,
la guerra casi eterna del pueblo de Vietnam
contra sus invasores, Mahatma Gandhi
y su gente expulsando a los ingleses de
la India con un rudimentario telar casero
como única arma, Mao Tse-tung al frente
de la Revolución Cultural China y en el
horizonte, Jesús de Nazareth enfrentando
al poderoso Imperio Romano con la frase:
“ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Las experiencias de cada país y de cada región
tienen un gran peso en la conformación
de un socialismo adaptado a cada realidad,
porque estas experiencias han dejado su huella
en la conformación del signo cultural distintivo
de cada pueblo y de cada comunidad. Por eso,
más que hablar de una sola fórmula, es más
preciso pensar en los socialismos del siglo XX.
Socialismo a la medida
El Socialismo del siglo XXI en Venezuela
bebe de tres fuentes, de tres referencias, que
son esenciales para entender el proceso que
ha permitido la conformación de nuestra sociedad:
la gesta emancipadora republicana
encabezada por el Libertador, Simón Bolívar;
la revolución federal, representada por Ezequiel
Zamora y el pensamiento de Simón Rodríguez,
el maestro del Libertador.
Del Libertador y su gesta emancipadora se
recoge una caudalosa e inclaudicable corriente
soberanista de resistencia al imperialismo.
La integración de los pueblos latinoamericanos,
hermanados por la Historia, también está
presente en el pensamiento del Libertador y
cobra vigencia hoy, cuando el imperio del capital
busca desunirnos para someternos. El
nuevo socialismo también recoge el inspirado
pensamiento del Libertador en cuanto a la
igualdad y libertad de los ciudadanos y una
República gobernada por la soberanía absoluta
del pueblo.
Ezequiel Zamora ha sido considerado como
un precursor del socialismo en Venezuela. Su
ideario y su obra política y militar han servido
de inspiración para la izquierda desde los
años sesenta, ya que fue un encendido promotor
de una vasta y radical reforma agraria
a mediados del siglo XIX. En 1846, al frente
de un ejército de campesinos desposeídos, se
alzó en armas contra el poder conservador
que encarnaba los intereses de los grandes terratenientes.
Su gesta, hija de Bolívar y los
libertadores, legitimó el principio de que las
armas no están contra el pueblo, por el contrario:
las armas en manos del pueblo son la
garantía de la democracia y la soberanía de
la República.
Simón Rodríguez fue un hombre que se adelantó
a su tiempo. Profundamente influencia
do por las ideas revolucionarias de Rousseau,
defendía la idea de que las nacientes Repúblicas
de América debían inventar sus propias
instituciones. Si por el contrario, copiaban
modelos de otras sociedades sucumbirían en
un error fatal. Propuso un modelo de avanzada
con ideas sobre el funcionamiento de las
escuelas, la forma y el contenido de la educación
que debía impartirse a los niños en los
primeros años.
Un socialismo cristiano
Por encima de todo está Jesús de Nazareth.
Jesús llegó al Medio Oriente a liberar al pueblo
judío de la opresión a la que era sometida
por el Imperio Romano. Esperaban a un
guerrero, como David, pero el liberador no
fue otro que el hijo de un humilde carpintero
y esto marcó el principio de una revolución
que transformó la historia de la humanidad.
En aquel entonces no se hablaba de socialismo,
pero sí de liberación, Jesús predicó el
amor al prójimo como camino de la emancipación.
Esto no era otra cosa que convocar al
pueblo a la unión y a la solidaridad con los
pobres y oprimidos: “Dichosos los sometidos
porque ellos van a heredar la tierra”, “Dichosos
los que tienen hambre y sed de justicia
porque van a ser saciados”, dijo a la multitud.
Fue tremendamente subversivo, como lo
es hoy hablar de justicia social, predicar la
doctrina de la solidaridad con los pobres y la
unión de los débiles en una sociedad donde a
los opresores les convenía disociar a las mayorías
oprimidas y mantener la dependencia
de los pobres. Por esto, Jesús fue ejecutado por
las autoridades imperiales, pero su semilla no
cayó en tierra infértil. Hoy, hasta la ciencia reconoce
que la salvación de la especie depende
de la solidaridad y no de la competencia, de
la igualdad, de la unión, en fin, del amor. Por
esto, el Presidente Hugo Chávez lo reconoce
como el comandante en jefe de la Revolución.
Un socialismo sano,
fuerte y con futuro
En Venezuela, el Gobierno Bolivariano comenzó,
desde 1999, a trabajar hacia la socialización
del bienestar, la participación política
y las oportunidades. Exponente de ese trabajo
es la creación del parlamentarismo de calle y
el funcionamiento de los Consejos Comunales
como órganos populares de decisión y acción.
La renta petrolera ya no es beneficio de
pocos, los venezolanos sienten, por fin, que
Venezuela es de todos. Están en marcha más
de 20 Misiones Bolivarianas con exitosos resultados.
Todas las misiones se corresponden
con la idea socialista. Se ha desarrollado la
producción cooperativista, las empresas de
producción social, hay cada día más empresas
cogestionadas y autogestionadas.
El Socialismo del siglo XXI representa la
profundización y extensión del socialismo en
todas las direcciones: nacionalización y socialización
de distintos rubros de la producción
y de los servicios; difusión y enseñanza de
una ética socialista que destrone definitivamente
al individualismo; reforzamiento de la
auto producción; consolidación de relaciones
de intercambio con nuestros vecinos del sur
basadas en la cooperación, la solidaridad y la
complementariedad. El camino es largo, pero
es el camino, Venezuela ya divisa la cruz del
sur, punteadora del rumbo hacia el socialismo
del siglo XXI.
Referencias Consultadas
BENÍTEZ, Horacio. (Octubre de
2005). Presidente Chávez define Socialismo
del siglo XXI. En. http://www.
aporrea.org/ideologia/a17224.html
BOSSI, Fernando Ramón. Nuestro
Socialismo. En http://www.lucheyvuelve.
com.ar/arch03/socialismo.
htm.
BRITTO GARCÍA, Luis. (Enero
2007) Socialismo del siglo XXI: ¡Voto
por el socialismo! En http://www.temas.
info.ve/modules.php?name=C
ontent&pa=showpage&pid=631
CABIESES, Manuel. (5 al 18 de
agosto de 2005). ¿Dónde va Chávez?
En http://www.puntofinal.cl/598/
chavez.htm
CHAVEZ FRÍAS, Hugo Rafael.
(Agosto de 2005). La Revolución Bolivariana
y el Socialismo del siglo XXI.
Discurso pronunciado en el “XVI
Festival de la juventud”. En http://
www.nodo50.org/carlosmarx/
spip/article.php3?id_article=51
DIETERICH STEFAN, Heinz.
(Agosto de 2002). El Socialismo del
Siglo XXI. En http://www.puk.de/
download/elsocialismo.pdf
HERNÁNDEZ MONTOYA, Roberto.
(Junio de 2005). Socialismo del
siglo XXI. En http://www.voltairenet.
org/article125448.html
LEBOWITZ, Michael. (Junio de
2006). El socialismo no cae del cielo.
En http://www.minci.gob.ve/
doc/socialismo_cielo_folleto_web.
LÓPEZ SÁNCHEZ, Roberto. (Enero
de 2007). Una Perspectiva del Socialismo
del Siglo XXI. En http://
www.espacioautogestionario.com/
UNA%20PERSPECTIVA%20DEL%
20SOCIALISMO%20DEL%20SIGL
O%20XXI.doc
MARTÍNEZ M, Manuel C. (23 de
septiembre de 2005). Socialismo y
Capitalismo del Siglo XXI. En http://
www.soberania.org/Articulos/articulo_
1551.htm
MUÑOZ, Freddy. (7 de septiembre
de 2005). La revolución bolivariana y
el socialismo del siglo XXI. En http://
www.analitica.com/va/politica/
opinion/7437779.asp
TORREALBA, Alfredo. (Septiembre
de 2005). Socialismo del siglo XXI
o socialismo democrático, y la sociedad
democrática. En http://www.debatecultural.
com/Nacionales/AlfredoTorrealba2.
htm
WILPERT, Gregory. (24 de julio
de 2006). El significado del socialismo
del siglo XXI para Venezuela. En
http://www.rebelion.org/noticia.
php?id=35079
Indice
Una larga gestación .................................................. 5
Primeros dolores de parto
y nacimiento ............................................................. 9
El Capitalismo:
explotador por necesidad ...................................... 11
El Socialismo:
igualitario y solidario ............................................ 13
No hay explotación ................................................ 16
El Socialismo del siglo XXI:
un socialismo repotenciado ................................. 20
Un socialismo ecológico ........................................22
Un socialismo respetuoso que cree
en los poderes creadores del pueblo .................. 23
Varios socialismos en uno .....................................24
Un socialismo feminista ........................................26
Un socialismo sabio ............................................... 27
Socialismo a la medida ..........................................28
Un socialismo cristiano ......................................... 30
Un socialismo sano,
fuerte y con futuro.................................................. 31