Las Líneas de Chávez #25
Por Hugo Chávez Frías
Allá en San Cristóbal y Nieves, tierra caribe y extensión del África negra, me tocó decirlo, en el marco de la VI Cumbre de Petrocaribe y hoy quiero repetirlo una vez más: estamos enfrentados y confrontados a unas circunstancias tan exigentes que demandan de nosotros, sin excepción alguna, toda nuestra atención, conocimientos y esfuerzo en la búsqueda de soluciones verdaderas y conjuntas para superar la gran crisis de crisis que actualmente azota a la humanidad entera. Es en este sentido que quiero recordar una vez más a nuestro compañero infinito, nuestro comandante heroico, el Che Guevara, cuando por allá en 1964, en carta a Charles Bettelheim, decía: “Un poco más avanzado que el caos, tal vez en el primero o segundo día de la creación, tengo un mundo de ideas que chocan, se entrecruzan y, a veces, se organizan”.De lo que se trata, y así lo he interpretado, es de ponernos uno, dos, tres y cuantos pasos sea necesario dar, delante del caos; sí, pero a través de las ideas de todos y la praxis fundada en ellas, como respuesta alternativa a la gran barbarie que hace aguas junto con el modelo civilizatorio dominante, y que a todos nos afecta. Este fue el espíritu dominante que impregnó el ánimo de quienes asistimos a San Cristóbal y Nieves: dar otro paso más, delante del caos, porque “nuestras naciones no tienen la capacidad, por sí solas, de transformar el orden económico internacional, pero sí de sentar nuevas bases y construir sus propias relaciones económicas”, como ya lo había dicho desde Cumaná el Presidente cubano, nuestro compañero Raúl Castro. Petrocaribe es una de esas nuevas bases, para construirnos de nuevo y levantar cada día más alto las banderas de nuestra dignidad, libertad y grandeza caribeñas.
Tres propuestas presentó Venezuela para su consideración y estudio: la primera, relacionada con la soberanía alimentaria de nuestros pueblos.Las urgencias al respecto hacen impostergables las tareas a realizar: “Producir alimentos, ciencia y dignidad”, como decía Kléber Ramírez. ¡Soberanía alimentaria!, es lo que debemos perseguir y ello implica cambiar nuestros patrones y relaciones de producción y consumo.
Segundo, trabajar sobre el mapa de las potencialidades y planificar encadenamientos productivos, rompiendo las fronteras de cada país, cierto, pero para expandirlas en esta Patria Grande que conformamos entre todos.
Y tercero, la creación de una moneda para la integración. Ahora más que nunca en Petrocaribe tenemos que parir las armas contra la exclusión y la pobreza.
Si el socialismo es, como señala Rosa Luxemburgo, “un producto histórico, surgido de sus propias experiencias, en el curso de su concreción”, no hay dogma, receta o fórmula que sirvan para implantar su dinámica. De allí la importancia central del ejercicio crítico colectivo y permanente: la crítica no tiene sustitutos y es indelegable.La crítica garantiza la fluidez que el socialismo necesita en el curso de su concreción: si la crítica fuera desplazada por el dogma, éste se estancaría irremediablemente.El socialismo, lo sabemos, no puede decretarse: tiene que construirse y crearse colectivamente. Es la capacidad crítica y creadora, constructora y liberadora del pueblo, la que le da vida a una nueva sociedad.Tiene plena vigencia esta caracterización del socialismo de la gran Rosa:“Territorio nuevo. Miles de problemas. Sólo la experiencia puede corregir y abrir nuevos caminos. Sólo la vida sin obstáculos, efervescente, lleva a miles de formas nuevas e improvisaciones, saca a la luz la fuerza creadora, corrige por su cuenta todos los intentos equivocados”.En Venezuela estamos transitando por un territorio nuevo: el territorio socialista. Tenemos miles de problemas acumulados y por resolver: es la nefasta herencia del modelo capitalista. Y si, como dice Rosa Luxemburgo, es la experiencia la que puede corregir y abrir nuevos caminos, ésta, la experiencia, es sustantivamente crítica.El socialismo no está exento de intentos equivocados, de errores. Pero si el socialismo se decretara, esto es, si deviniera en dogma, receta o fórmula, los intentos equivocados, los errores, no se corregirían verdaderamente y terminarían multiplicándose.Bienvenidos, entonces, todos los espacios de discusión crítica sobre nuestra experiencia socialista.Y bienvenidos esos miles y miles que constituyen ese espacio crítico por excelencia que es y debe representar toda juventud que asuma su condición de revolucionaria, el máximo escalón al cual puede aspirar cualquier humano, para decirlo con el Che.
Qué alegría más inmensa saber que después de las jornadas organizadas por el PSUV, que finalizan este domingo, tengamos noticias ciertas de que se han inscrito más de un millón de jóvenes. Sangre nueva, fuego renovador, vocación socialista en el sagrado terreno de la Patria.A ustedes muchachas y muchachos, mis palabras de bienaventuranza y de compromiso con el porvenir. Sé que con su espíritu indomable el partido va en ganancia y se perfila alegre a las conquistas que nos esperan. Con su decisión nos ennoblecemos todos y todas y sepan que aquí cuentan con el espacio para fundamentar, tanto en ideas como en acción, la consolidación del empeño socialista. De ustedes esperamos el viento fresco y el ahínco que nos ayude a seguir elevando el espíritu moral de país. De lo que se trata es de ser en definitiva humanamente nobles y dignos de sabernos soberanos. Y para eso, tienen que tener por norte la transparencia ética que debe animar a todo revolucionario. Desde ya asuman con el pueblo venezolano la creación de una razón y una moral que nos abra el futuro. Vamos juntos, pues, a encarnar, como lo decía la pensadora española María Zambrano, “una razón y una moral que se pongan en pie con invencible impulso, una razón activa, victoriosa, arrolladora: una pureza creadora, llena de fuerza, que no tema mancharse con el contacto de la realidad, que no rehúya el combate de cada día”. Bienvenidos a la casa grande del socialismo.
Después de tanto ensayo fallido en la historia humana, se suele decir con insistencia que cobijar el sueño del socialismo es una apuesta a la utopía. Sin embargo hay que advertir que detrás de esa aseveración se oculta algo muy peligroso: un desánimo que acaba en un desalmado conformismo, por un lado; y por el otro un golpe demoledor al ímpetu del carácter revolucionario que nos debe animar cotidianamente. Hace diez años aquí izamos las velas hacia la costa de la felicidad compartida. Mucho se ha hecho y falta aún mucho más, pero convenzámonos de algo que tenemos por cierto: aquí le vamos a borrar la “u” a la utopía.Pero para derribar esa “u” de la utopía y permitirnos sembrar entre nosotros el socialismo como experiencia de vida, tenemos que detenernos en las circunstancias que marcan este designio.Para ofrecer algunos elementos a considerar quiero basarme en unos planteamientos que esboza el filósofo mexicano Adolfo Sánchez Vázquez en su libro Entre la realidad y la utopía.Pensar y aventurarse a concebir el socialismo pasa por darle respuesta a puntuales apremios: el quién, el dónde, el cómo y el sobre qué del socialismo. Hasta ahora yo he preguntado con insistencia dónde está el socialismo, pero a la luz de este pensador es necesario ampliar el campo de interpretación.
Es vital en primera instancia saber de qué debe estar poblada la calidad humana de quienes harán posible el socialismo. Cuál es el perfil ético, la conformación cultural y espiritual de los hombres y de las mujeres que asumen el reto con la historia de ir haciendo cada día realidad el soberano ejercicio del poder popular. Esto es crucial ya que para nosotros el ser humano es alfa y omega en nuestro empeño. En este sentido contamos con una enorme ventaja: el legado libertario de nuestros fundadores en donde podemos hallar el carácter y la ética como fundamentos no sólo de la venezolanidad, sino además del espíritu transformador de la historia.
A la par en segundo lugar, hay que afinar con precisión dónde, en qué contextos estamos llamados de manera urgente a ir instaurando el socialismo. Sobre esto ningún espacio debe sernos ajeno. Todo ámbito en el que podamos elevar los principios socialistas debe ser poblado del ejercicio real y encarnación socialista. Hay que irrigar con espíritu y práctica de justicia las fábricas, los campos, los centros pesqueros, las industrias, las universidades y liceos, la calle, el barrio, la vereda, que no haya rincón donde no esté en marcha una iniciativa socialista. Todos y todas que, aquellos y aquellas que, de cuerpo y alma, compartamos la impostergable necesidad histórica de dejarles a nuestros herederos una Patria ciertamente socialista debe convertirse en un combatiente incansable de esta batalla por la vida.
No es menos importante, en tercer lugar, seguir insistiendo en las formas, en el cómo, que hemos venido adelantando con la consolidación de los consejos comunales y el nacimiento de las comunas socialistas; en esta estrategia organizativa debemos concentrarnos hasta hacer de ella el cauce de los cambios culturales que nos vayan acercando al horizonte socialista.He aquí el corazón en el que gran parte del esfuerzo debe profundizarse: el ejercicio diario cada vez más determinante y decidido de concebir y abrir las puertas al poder en manos del pueblo. Sólo dando poder al pueblo se hará justicia.
Y por último, en cuarto lugar, es necesario tener siempre presente qué es lo que debe ser transformado en la transición al socialismo, sobre qué actúa. Sin duda que debemos movernos hacia el desmantelamiento definitivo de todas aquellas formas de opresión que tan arraigadas están en las herencias que aún viven en el orden capitalista que nos envuelve, ya estén presentes en la posesión de los medios de producción o en el criminal manejo de los modos y relaciones de trabajo que conforman el esquema productivo dominante. Tenemos que reparar en este sentido tanto en las formas opresivas materiales como en las imaginarias y culturales. Avanzar hacia el socialismo supone ir despejando de dominación todos aquellos ámbitos humanos para que reine en ellos la autonomía plena y la real independencia.
Finalmente, creo pertinente pensar en un aspecto que no contempla Sánchez Vázquez y sobre el cual he venido adelantando algunas reflexiones: ¿Cuánto tiempo nos ocupará crear las condiciones de vida socialista? Y respondo sin duda de ningún tipo: se nos irá toda la vida en esta tarea sublime. Sin embargo, aprecio como una necesidad impostergable ir haciendo coincidir las acciones con los horizontes marcados por el tiempo humano, este que nos ha tocado vivir. Distinguir lo urgente de lo necesario para ir dándole sentido al destino socialista. No nos podemos permitir demoras en este empeño, juntos debemos apurar los cambios y tener siempre presente que las conquistas que nuestro pueblo exige como una exigencia sagrada, no aguantan más postergaciones.“En la demora está el peligro”, nos recuerda el general presidente, mártir del pueblo ecuatoriano, Eloy Alfaro.
A la ofensiva siempre, a paso de vencedores.
¡Como Sucre en Ayacucho!
¡Patria, socialismo o muerte!
¡Venceremos!
lunes, 22 de junio de 2009
En la encrucijada de la crisis global
Arturo Guillén
ALAI AMLATINA, 18/06/2009.-
La crisis global es la crisis más importante experimentada por el capitalismo desde la gran crisis de los años treinta del siglo pasado. Se trata de una crisis de deuda-deflación de nuevo tipo, que señala los límites del régimen de acumulación con dominación financiera vigente desde la década de los ochenta, y que estaba caracterizado, entre otros elementos, por la bursatilización, es decir, por un régimen de financiamiento basado en la emisión de obligaciones y derivados.
En el tercer trimestre de 2008 la crisis inmobiliaria que comenzó a manifestarse en Estados Unidos a comienzos de 2007, se transformó en una crisis financiera de grandes proporciones con efectos sistémicos. A la fecha, a pesar de las enormes pérdidas registradas en los mercados financieros y del alto costo de los rescates y de las inyecciones de liquidez efectuadas por los bancos centrales y de los gobiernos, la inestabilidad financiera está lejos de haberse superado. Además, se inició una recesión de alcance global en el segundo trimestre de 2008.La crisis económica y financiera es sólo uno de los cuatro procesos de crisis que enfrenta el mundo en la actualidad. Junto a ella se entrelazan otros procesos iguales o más importantes, como la crisis ecológica (donde destacan los problemas derivados del calentamiento del planeta); la crisis energética que señala los límites de un paradigma energético y de un modo de consumo basado en el uso y abuso de los combustibles fósiles; y la crisis alimentaria. Es, pues, una crisis inédita y multifacética. Se asiste, en muchos sentidos, a la crisis de lo que Braudel denominaba la “civilización occidental”.
Cuando la crisis financiera ya se manifestaba con fuerza en Estados Unidos durante el último trimestre de 2007, en algunos círculos existía la creencia errónea, el mito de que ciertos países podrían “desacoplarse” (decoupling) de los efectos de la misma. Se popularizó la idea de que aún en el caso de una recesión estadounidense, el ciclo de crecimiento de la economía mundial se mantendría y la Unión Europea, Asia, así como los países emergentes podrían seguir creciendo.Pronto se evidenció que tal “desacoplamiento” no existe, mucho menos en una economía tan globalizada como la actual. En un trabajo anterior (Guillén, 2009) sostenía que la crisis se globalizaría por dos razones: primero, porque la “burbuja” de los bienes raíces no fue un fenómeno estadounidense, sino que abarcó a muchos países; y segundo, porque el involucramiento en la orgía de bursatilización y derivados incluyó también a bancos e intermediarios financieros europeos y asiáticos. Además, resulta difícil pensar en desacoplamiento en un mundo más integrado que nunca, por la vía del comercio exterior y de los flujos financieros. Tampoco resulta factible esperar desacoplamientos en el marco de una “arquitectura” financiera mundial donde los Estados Unidos actúan como “comprador de última instancia” mediante el financiamiento de sus déficit (presupuestal y de balanza de pagos) vía ahorro externo. En otras palabras, no es dable esperar que los vagones continúen su movimiento cuando la locomotora se detiene.Es posible que algunas grandes economías como China o India, resistan mejor los embates de la crisis y logren mantener su crecimiento. Sin embargo, el aumento en sus productos internos será a una tasa mucho menor, y siempre y cuando logren reenfocar sus estrategias de desarrollo hacia sus mercados internos.
La mayoría de los países han entrado en recesión, o lo harán en los meses siguientes. Esta es generalizada y profunda. Se trata sin duda de la contracción más importante desde la posguerra. Abarca a los Estados Unidos, a la Unión Europea, a Japón, a los países de Asia del Este y a un buen número de los llamados países emergentes de la periferia. América Latina no es la excepción.La crisis global golpeó a América Latina cuando esta región emergía de uno de los periodos de expansión económica más intensos de las últimas décadas. Según datos de la CEPAL, el PIB de la región creció a una tasa promedio del 5 por ciento anual entre 2003 y 2008, lo que significa un incremento medio superior al 3 por ciento en el producto por habitante, resultado no conseguido desde la época del modelo de sustitución de importaciones (CEPAL, 2008: 13). Algunos países como Argentina y Venezuela tuvieron una mejor trayectoria, con tasas de crecimiento de más del 8 por ciento por varios años consecutivos.El buen desempeño económico de América Latina obedeció, en alguna medida, al mejoramiento sustancial de los términos de intercambio, al crecimiento del volumen de exportación y a los altos precios de los productos primarios durante el periodo de referencia, pero también en el caso de varios países, como los citados arriba y otros, al abandono de las recetas del Consenso de Washington, a la búsqueda de estrategias alternativas de desarrollo y a la aplicación de políticas monetarias, fiscales y salariales activas.La recesión comenzó en América Latina durante el cuarto trimestre de 2008. A pesar de ello todavía en diciembre de 2008, la CEPAL preveía para 2009 un crecimiento del PIB del 1.9 por ciento. Sin embargo, en abril de 2009 el mismo organismo estimó una contracción del 0.3 por ciento (CEPAL, 2009a), y en junio la modificó a una mayor del -1.7% (El Financiero, 2009). El FMI y el Banco Mundial coinciden en que la región entrará en recesión y que esta afectará a economías tan importantes como Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia. Durante el cuarto trimestre de 2008, México, Brasil, Argentina y Chile registraron decrecimientos anualizados del PIB del 10.3 por ciento, 13.6 por ciento, 8.3 por ciento y 1.2 por ciento respectivamente. En el primer trimestre de 2004, las caídas se moderaron en Brasil, Chile y Argentina, pero se profundizó en México al registrar un decrecimiento anualizado sin precedentes, del 21.5%.
En contra de lo que afirman diversos voceros, la crisis en América Latina no viene de fuera. Desde la crisis de la deuda externa de los ochenta, nuestros países se insertaron pasivamente en la globalización neoliberal, y fue dicha inserción la causante principal del estancamiento económico experimentado durante las últimas décadas. Ahora que la crisis global marca límites a la globalización, se evidencia la imposibilidad de mantener un patrón de acumulación liderado por las exportaciones y sostenido por políticas monetarias y fiscales restrictivas. La mejor constatación de la inoperancia del modelo neoliberal lo marca el hecho de que los países que lograron superar el estancamiento en el anterior periodo expansivo, fueron aquellos que se alejaron del Consenso de Washington y ensayaron estrategias alternativas de desarrollo. Otra cosa es que debido a la profundidad de la crisis, ésta afecta a todos los países de la región, con independencia del estilo de desarrollo adoptado.Según la CEPAL (2008), los principales mecanismos de transmisión de la crisis han sido el deterioro de los términos de intercambio, la disminución de las remesas de los emigrantes y el retiro masivo de los flujos privados de capital de los mercados financieros. Este organismo multilateral (2008: 22) estima que los términos de intercambio de la región caerán un 15 por ciento durante 2009. Los precios de los productos primarios se desplomaron con la crisis. En febrero de 2009, estos precios habían caído respecto al pico de la expansión, de la siguiente manera: petróleo en 51 por ciento, alimentos en 18 por ciento, arroz en 50.6 por ciento, maíz en 47.9 por ciento, trigo en 41.9 por ciento, metales en 49 por ciento y cobre en 37.9 por ciento. En el caso de la caída de las remesas de migrantes, los países más afectados serán México, Bolivia, Ecuador y la mayor parte de Centroamérica y del Caribe.Sin embargo, el factor que probablemente más ha afectado a las economías latinoamericanas, sobretodo a las más vinculadas a los circuitos financieros internacionales, es el retiro abrupto de los flujos externos de capital. El Instituto de Finanzas Internacionales, organismo dependiente del FMI, prevé que los ingresos de capital privado en los mercados emergentes descenderán a 165,000 millones de dólares en el 2009, una fuerte baja respecto a los 466,000 millones del 2008 y al récord histórico de 929,000 millones registrado en el 2007. La salida de recursos de los mercados de dinero y de capitales hacia instrumentos más seguros como los Bonos del Tesoro estadounidenses, no sólo han afectado los índices bursátiles y otras variables financieras de la región, sino que han provocado fuertes devaluaciones cambiarias. Es notable la devaluación de las monedas en los casos de México y Brasil, las dos mayores economías de la región. De julio de 2008 a febrero de 2009 la devaluación del real brasileño y del peso mexicano ante el dólar estadounidense fue 30.5 por ciento en ambos casos. Mientras en Chile y Argentina es de 15.2 y 14.9 por ciento respectivamente. Después, tanto en Brasil como en México se registró una recuperación relativa de sus monedas frente al dólar. En el caso de México vinculado al uso de la línea de crédito que le extendió la Reserva Federal estadounidense al Banco de México y a la contratación de una línea de crédito por 47 mil millones de dólares con el FMI.La crisis global tiene todavía un largo camino por recorrer.
El proceso de desvalorización de los capitales no ha concluido aún. Hasta ahora los países desarrollados han bajado hasta el límite la tasas de interés y han ejecutado agresivos programas fiscales de salvamento para estabilizar sus mercados financieros, romper la restricción crediticia y contener la recesión, sin que hayan logrado modificar sustancialmente el marco de incertidumbre en que se desenvuelve la economía mundial. Por el contrario, el panorama se nubla por el avance de la deflación y por su imbricación con la recesión. En esta ocasión no habrá salida exportadora para ningún país, lo que obligará a reestructurar los sistemas productivos y buscar la salida en los mercados internos y en espacios regionales de integración.
La situación de América Latina es sin duda compleja, con graves dificultades a encarar en el futuro inmediato. El camino de México, de Colombia y de los países más cercanos al Consenso de Washington parece definido: integrarse más con Estados Unidos, subordinarse a los organismos multilaterales y esperar a que pase el diluvio para reflotar el modelo neoliberal. Para algunos puede ser un escenario atractivo, pero los costos sociales serán inmensos. Sin duda se profundizarán la heterogeneidad estructural, la desigualdad social y la pobreza. Por otra parte, la ruta para los gobiernos autodefinidos como progresistas, que son la mayoría de la región, es difícil. Estos gobiernos deberían perseverar, en un contexto mundial convulso, en su unidad; en la profundización de sus procesos de transformación económica y política internos; en la búsqueda de estrategias y políticas alternativas; en la ampliación de sus relaciones con las potencias emergentes (China, Rusia, India, Irán, etc.); y en la concreción y fortalecimientos de esquemas de integración sur-sur.
BIBLIOGRAFÍACEPAL (2009). “Crecimiento de América Latina y el Caribe retrocedería a -0.3% en 2009, según la CEPAL”, 6 de abril, en: http://www.eclac.org-------- (2008). Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, Comisión Económica para América Latina, Naciones Unidas, Santiago de Chile.El Financiero (2009). “Estima Cepal caída de 1.7% del PIB en América Latina”. México 11 de junio.Guillén A (2007). Mito y realidad de la globalización neoliberal. México, Miguel Ángel Porrúa editores –UAMI-
Dr. Arturo Guillén R. es Profesor-Investigador del Departamento de EconomíaCoordinador del Posgrado en Estudios Sociales, Línea Economía SocialUniversidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, México
ALAI AMLATINA, 18/06/2009.-
La crisis global es la crisis más importante experimentada por el capitalismo desde la gran crisis de los años treinta del siglo pasado. Se trata de una crisis de deuda-deflación de nuevo tipo, que señala los límites del régimen de acumulación con dominación financiera vigente desde la década de los ochenta, y que estaba caracterizado, entre otros elementos, por la bursatilización, es decir, por un régimen de financiamiento basado en la emisión de obligaciones y derivados.
En el tercer trimestre de 2008 la crisis inmobiliaria que comenzó a manifestarse en Estados Unidos a comienzos de 2007, se transformó en una crisis financiera de grandes proporciones con efectos sistémicos. A la fecha, a pesar de las enormes pérdidas registradas en los mercados financieros y del alto costo de los rescates y de las inyecciones de liquidez efectuadas por los bancos centrales y de los gobiernos, la inestabilidad financiera está lejos de haberse superado. Además, se inició una recesión de alcance global en el segundo trimestre de 2008.La crisis económica y financiera es sólo uno de los cuatro procesos de crisis que enfrenta el mundo en la actualidad. Junto a ella se entrelazan otros procesos iguales o más importantes, como la crisis ecológica (donde destacan los problemas derivados del calentamiento del planeta); la crisis energética que señala los límites de un paradigma energético y de un modo de consumo basado en el uso y abuso de los combustibles fósiles; y la crisis alimentaria. Es, pues, una crisis inédita y multifacética. Se asiste, en muchos sentidos, a la crisis de lo que Braudel denominaba la “civilización occidental”.
Cuando la crisis financiera ya se manifestaba con fuerza en Estados Unidos durante el último trimestre de 2007, en algunos círculos existía la creencia errónea, el mito de que ciertos países podrían “desacoplarse” (decoupling) de los efectos de la misma. Se popularizó la idea de que aún en el caso de una recesión estadounidense, el ciclo de crecimiento de la economía mundial se mantendría y la Unión Europea, Asia, así como los países emergentes podrían seguir creciendo.Pronto se evidenció que tal “desacoplamiento” no existe, mucho menos en una economía tan globalizada como la actual. En un trabajo anterior (Guillén, 2009) sostenía que la crisis se globalizaría por dos razones: primero, porque la “burbuja” de los bienes raíces no fue un fenómeno estadounidense, sino que abarcó a muchos países; y segundo, porque el involucramiento en la orgía de bursatilización y derivados incluyó también a bancos e intermediarios financieros europeos y asiáticos. Además, resulta difícil pensar en desacoplamiento en un mundo más integrado que nunca, por la vía del comercio exterior y de los flujos financieros. Tampoco resulta factible esperar desacoplamientos en el marco de una “arquitectura” financiera mundial donde los Estados Unidos actúan como “comprador de última instancia” mediante el financiamiento de sus déficit (presupuestal y de balanza de pagos) vía ahorro externo. En otras palabras, no es dable esperar que los vagones continúen su movimiento cuando la locomotora se detiene.Es posible que algunas grandes economías como China o India, resistan mejor los embates de la crisis y logren mantener su crecimiento. Sin embargo, el aumento en sus productos internos será a una tasa mucho menor, y siempre y cuando logren reenfocar sus estrategias de desarrollo hacia sus mercados internos.
La mayoría de los países han entrado en recesión, o lo harán en los meses siguientes. Esta es generalizada y profunda. Se trata sin duda de la contracción más importante desde la posguerra. Abarca a los Estados Unidos, a la Unión Europea, a Japón, a los países de Asia del Este y a un buen número de los llamados países emergentes de la periferia. América Latina no es la excepción.La crisis global golpeó a América Latina cuando esta región emergía de uno de los periodos de expansión económica más intensos de las últimas décadas. Según datos de la CEPAL, el PIB de la región creció a una tasa promedio del 5 por ciento anual entre 2003 y 2008, lo que significa un incremento medio superior al 3 por ciento en el producto por habitante, resultado no conseguido desde la época del modelo de sustitución de importaciones (CEPAL, 2008: 13). Algunos países como Argentina y Venezuela tuvieron una mejor trayectoria, con tasas de crecimiento de más del 8 por ciento por varios años consecutivos.El buen desempeño económico de América Latina obedeció, en alguna medida, al mejoramiento sustancial de los términos de intercambio, al crecimiento del volumen de exportación y a los altos precios de los productos primarios durante el periodo de referencia, pero también en el caso de varios países, como los citados arriba y otros, al abandono de las recetas del Consenso de Washington, a la búsqueda de estrategias alternativas de desarrollo y a la aplicación de políticas monetarias, fiscales y salariales activas.La recesión comenzó en América Latina durante el cuarto trimestre de 2008. A pesar de ello todavía en diciembre de 2008, la CEPAL preveía para 2009 un crecimiento del PIB del 1.9 por ciento. Sin embargo, en abril de 2009 el mismo organismo estimó una contracción del 0.3 por ciento (CEPAL, 2009a), y en junio la modificó a una mayor del -1.7% (El Financiero, 2009). El FMI y el Banco Mundial coinciden en que la región entrará en recesión y que esta afectará a economías tan importantes como Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia. Durante el cuarto trimestre de 2008, México, Brasil, Argentina y Chile registraron decrecimientos anualizados del PIB del 10.3 por ciento, 13.6 por ciento, 8.3 por ciento y 1.2 por ciento respectivamente. En el primer trimestre de 2004, las caídas se moderaron en Brasil, Chile y Argentina, pero se profundizó en México al registrar un decrecimiento anualizado sin precedentes, del 21.5%.
En contra de lo que afirman diversos voceros, la crisis en América Latina no viene de fuera. Desde la crisis de la deuda externa de los ochenta, nuestros países se insertaron pasivamente en la globalización neoliberal, y fue dicha inserción la causante principal del estancamiento económico experimentado durante las últimas décadas. Ahora que la crisis global marca límites a la globalización, se evidencia la imposibilidad de mantener un patrón de acumulación liderado por las exportaciones y sostenido por políticas monetarias y fiscales restrictivas. La mejor constatación de la inoperancia del modelo neoliberal lo marca el hecho de que los países que lograron superar el estancamiento en el anterior periodo expansivo, fueron aquellos que se alejaron del Consenso de Washington y ensayaron estrategias alternativas de desarrollo. Otra cosa es que debido a la profundidad de la crisis, ésta afecta a todos los países de la región, con independencia del estilo de desarrollo adoptado.Según la CEPAL (2008), los principales mecanismos de transmisión de la crisis han sido el deterioro de los términos de intercambio, la disminución de las remesas de los emigrantes y el retiro masivo de los flujos privados de capital de los mercados financieros. Este organismo multilateral (2008: 22) estima que los términos de intercambio de la región caerán un 15 por ciento durante 2009. Los precios de los productos primarios se desplomaron con la crisis. En febrero de 2009, estos precios habían caído respecto al pico de la expansión, de la siguiente manera: petróleo en 51 por ciento, alimentos en 18 por ciento, arroz en 50.6 por ciento, maíz en 47.9 por ciento, trigo en 41.9 por ciento, metales en 49 por ciento y cobre en 37.9 por ciento. En el caso de la caída de las remesas de migrantes, los países más afectados serán México, Bolivia, Ecuador y la mayor parte de Centroamérica y del Caribe.Sin embargo, el factor que probablemente más ha afectado a las economías latinoamericanas, sobretodo a las más vinculadas a los circuitos financieros internacionales, es el retiro abrupto de los flujos externos de capital. El Instituto de Finanzas Internacionales, organismo dependiente del FMI, prevé que los ingresos de capital privado en los mercados emergentes descenderán a 165,000 millones de dólares en el 2009, una fuerte baja respecto a los 466,000 millones del 2008 y al récord histórico de 929,000 millones registrado en el 2007. La salida de recursos de los mercados de dinero y de capitales hacia instrumentos más seguros como los Bonos del Tesoro estadounidenses, no sólo han afectado los índices bursátiles y otras variables financieras de la región, sino que han provocado fuertes devaluaciones cambiarias. Es notable la devaluación de las monedas en los casos de México y Brasil, las dos mayores economías de la región. De julio de 2008 a febrero de 2009 la devaluación del real brasileño y del peso mexicano ante el dólar estadounidense fue 30.5 por ciento en ambos casos. Mientras en Chile y Argentina es de 15.2 y 14.9 por ciento respectivamente. Después, tanto en Brasil como en México se registró una recuperación relativa de sus monedas frente al dólar. En el caso de México vinculado al uso de la línea de crédito que le extendió la Reserva Federal estadounidense al Banco de México y a la contratación de una línea de crédito por 47 mil millones de dólares con el FMI.La crisis global tiene todavía un largo camino por recorrer.
El proceso de desvalorización de los capitales no ha concluido aún. Hasta ahora los países desarrollados han bajado hasta el límite la tasas de interés y han ejecutado agresivos programas fiscales de salvamento para estabilizar sus mercados financieros, romper la restricción crediticia y contener la recesión, sin que hayan logrado modificar sustancialmente el marco de incertidumbre en que se desenvuelve la economía mundial. Por el contrario, el panorama se nubla por el avance de la deflación y por su imbricación con la recesión. En esta ocasión no habrá salida exportadora para ningún país, lo que obligará a reestructurar los sistemas productivos y buscar la salida en los mercados internos y en espacios regionales de integración.
La situación de América Latina es sin duda compleja, con graves dificultades a encarar en el futuro inmediato. El camino de México, de Colombia y de los países más cercanos al Consenso de Washington parece definido: integrarse más con Estados Unidos, subordinarse a los organismos multilaterales y esperar a que pase el diluvio para reflotar el modelo neoliberal. Para algunos puede ser un escenario atractivo, pero los costos sociales serán inmensos. Sin duda se profundizarán la heterogeneidad estructural, la desigualdad social y la pobreza. Por otra parte, la ruta para los gobiernos autodefinidos como progresistas, que son la mayoría de la región, es difícil. Estos gobiernos deberían perseverar, en un contexto mundial convulso, en su unidad; en la profundización de sus procesos de transformación económica y política internos; en la búsqueda de estrategias y políticas alternativas; en la ampliación de sus relaciones con las potencias emergentes (China, Rusia, India, Irán, etc.); y en la concreción y fortalecimientos de esquemas de integración sur-sur.
BIBLIOGRAFÍACEPAL (2009). “Crecimiento de América Latina y el Caribe retrocedería a -0.3% en 2009, según la CEPAL”, 6 de abril, en: http://www.eclac.org-------- (2008). Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, Comisión Económica para América Latina, Naciones Unidas, Santiago de Chile.El Financiero (2009). “Estima Cepal caída de 1.7% del PIB en América Latina”. México 11 de junio.Guillén A (2007). Mito y realidad de la globalización neoliberal. México, Miguel Ángel Porrúa editores –UAMI-
Dr. Arturo Guillén R. es Profesor-Investigador del Departamento de EconomíaCoordinador del Posgrado en Estudios Sociales, Línea Economía SocialUniversidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, México
lunes, 11 de mayo de 2009
La lucha apenas comienza
Reflexiones del compañero Fidel
Los gobiernos pueden cambiar, pero los instrumentos con que nos convirtieron en colonia siguen siendo iguales.
Por un Presidente con sentido ético en Estados Unidos, tuvimos durante los 28 años siguientes, tres que cometieron genocidios, y un cuarto que internacionalizó el bloqueo.
La OEA fue instrumento de esos crímenes. Únicamente su costoso aparato burocrático toma en serio los acuerdos de su CIDH. Nuestra nación fue la última de las colonias españolas después de cuatro siglos de ocupación y la primera en liberarse del dominio de Estados Unidos después de más de seis décadas.
"La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio", nos enseñó el Apóstol de Nuestra Independencia.
Cuba respeta los criterios de los gobiernos de los hermanos países de América Latina y el Caribe que piensen de otra forma, pero no desea formar parte de esa institución.
Daniel Ortega, que pronunció un valiente e histórico discurso en Puerto España, explicó al pueblo de Cuba que los países independientes de África no invitaron a las antiguas potencias coloniales de Europa a formar parte de la Unidad Africana. Es una posición digna de ser tomada en cuenta.
La OEA no pudo impedir que Reagan desatara la guerra sucia contra su pueblo, minara sus puertos, acudiera al tráfico de drogas para adquirir armas de guerra, con las que financió la muerte, la invalidez, o lesiones graves a decenas de miles de jóvenes en un país tan pequeño como Nicaragua.
¿Qué hizo la OEA para protegerlo? ¿Qué hizo para impedir la invasión en Santo Domingo, los cientos de miles de personas asesinadas o desaparecidas en Guatemala, los ataques de la aviación, los asesinatos de prominentes figuras eclesiásticas, las represiones masivas contra el pueblo, las invasiones de Granada y Panamá, el golpe de Estado en Chile, los torturados y desaparecidos allí, en Argentina, Uruguay, Paraguay y otros sitios? ¿Acusó alguna vez a Estados Unidos? ¿Cuál es su valoración histórica de estos hechos?
Ayer sábado, Granma publicó lo que escribí sobre el acuerdo contra Cuba de la CIDH. Sentí después curiosidad por conocer el que adoptó contra Venezuela. Era más o menos la misma basura.
El acceso al poder de la Revolución Bolivariana fue diferente al de Cuba. En nuestro país el proceso político había sido abruptamente interrumpido por un artero golpe militar que promovió el gobierno de Estados Unidos el 10 de marzo de 1952, a pocas semanas de las elecciones generales que debían celebrarse el 1ro. de junio de ese año. En Cuba, una vez más, al pueblo no le quedaría otra alternativa que resignarse. De nuevo lucharon los cubanos, en esta ocasión el desenlace fue muy diferente. Casi siete años más tarde la Revolución emergió victoriosa por primera vez en la historia.
Los combatientes revolucionarios con un mínimo de recursos bélicos, más del 90% de los cuales fueron arrebatados al enemigo tras 25 meses de guerra apoyados por el pueblo, y en la ofensiva final una huelga general revolucionaria, barrieron la tiranía y controlaron todas sus armas y centros de poder. La Revolución victoriosa se convirtió en fuente de derecho como en cualquier otra época de la historia.
No fue igual en Venezuela. Chávez, un militar revolucionario como lo fueron otros en nuestro hemisferio, llegó a la Presidencia a través de las normas de la Constitución burguesa establecida, como líder del Movimiento V República, aliado a otras fuerzas de izquierda. La Revolución y sus instrumentos estaban por crear. De haber triunfado el levantamiento militar dirigido por él, la Revolución en Venezuela posiblemente habría seguido otro curso. Fue fiel, sin embargo, a las normas legales establecidas, que estaban ya a su alcance como vía principal de lucha. Desarrolló el hábito de la consulta popular cuantas veces fuera necesario.
Llevó a plebiscito popular la nueva Constitución. No tardó en conocer los métodos del imperialismo y sus aliados de la oligarquía para recuperar y conservar el poder.
El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 fue la respuesta contrarrevolucionaria.
El pueblo reacciona y lo lleva de nuevo al poder cuando, aislado e incomunicado, estaba a punto de ser eliminado por la derecha, que lo compulsaba para que firmara su renuncia.
No se plegó, resistió hasta que los propios marinos venezolanos lo liberaron y helicópteros de la Fuerza Aérea lo llevaron de nuevo al Palacio de Miraflores, que ya había sido ocupado por el pueblo y los soldados del ejército en Fuerte Tiuna, que se sublevaron contra los altos oficiales golpistas.
Pensé por aquellos días que su política se radicalizaría; sin embargo, preocupado por la unidad y la paz, en el momento de mayor fuerza y apoyo fue generoso y conversó con sus adversarios buscando la cooperación.
La réplica del imperialismo y sus cómplices a esa actitud fue el golpe petrolero. Tal vez una de las más brillantes batallas que libró en ese período fue la que llevó a cabo para suministrar combustible al pueblo de Venezuela.
Habíamos conversado muchas veces desde que visitó Cuba en 1994 y habló en la Universidad de La Habana.
Era un hombre verdaderamente revolucionario, pero a medida que tomaba conciencia de la injusticia que reinaba en la sociedad venezolana se fue profundizando su pensamiento, hasta llegar a la convicción de que para Venezuela no había otra alternativa que un cambio radical y total.
Conoce hasta en sus más mínimos detalles las ideas del Libertador, a quien admira profundamente.
Sus adversarios comprenden que no es fácil vencer frente a la tenacidad de un luchador que no descansa un minuto. Pueden optar por privarlo de la vida física, pero los enemigos internos y externos saben lo que eso significaría para sus intereses. Pueden existir locos y fanáticos irracionales, pero de tales peligros no están exentos los líderes, los pueblos, ni la propia humanidad.
Pensándolo fríamente, Chávez es hoy un adversario formidable del sistema capitalista de producción y del imperialismo. Se ha convertido en un verdadero experto sobre muchos problemas fundamentales de la sociedad humana. Le he visto en estos días, mientras inauguraba decenas de servicios de salud. Es impresionante. Critica con fuerza lo que ocurría con servicios vitales como los de hemodiálisis que estaban en manos de centros privados y eran pagados por el Estado. Los pobres estaban condenados a la muerte si no disponían de dinero. Así ocurría con otros muchos servicios con los que hoy las nuevas instalaciones cuentan en centros intrahospitalarios, apoyados por los equipos más modernos.
Maneja con maestría hasta los detalles más mínimos de la producción nacional y los servicios sociales. Domina la teoría y la práctica del socialismo que su país requiere, y se esfuerza por sus más profundas convicciones. Define al capitalismo tal como es; no pinta caricaturas, muestra radiografías e imágenes del sistema.
Se trata de un peculiar y odioso conjunto de formas de explotación del trabajo humano, injusto, desigual, arbitrario. No habla simplemente del trabajador, lo muestra por televisión produciendo con sus manos, mostrando su energía, sus conocimientos, su inteligencia, creando bienes o servicios imprescindibles para los seres humanos; les pregunta por sus hijos, su familia, esposa o esposo, familiares allegados, dónde viven, qué estudian, qué hacen para elevar sus conocimientos, la edad, el salario, la futura jubilación, las grotescas mentiras sobre la propiedad que difunden los imperialistas y capitalistas. Muestra hospitales, escuelas, fábricas, niños y niñas, ofrece datos sobre las fábricas que se edifican en Venezuela, maquinarias, cifras de crecimiento del empleo, recursos naturales, diseños, mapas y ofrece noticias sobre el último hallazgo de gas. La más reciente medida que adoptó el Congreso: la Ley de nacionalización de las 60 principales empresas que prestan servicios cada año a PDVSA, la empresa estatal de petróleo, por valor de más de 8 mil millones de dólares. No eran de propiedad privada, las crearon los gobiernos neoliberales de Venezuela con recursos que pertenecían a PDVSA.
No había visto una idea tan claramente transformada en imágenes y transmitida por la televisión. Chávez no solo posee especial talento para captar y transmitir la esencia de los procesos; lo acompaña una memoria privilegiada; es difícil que se le olvide una palabra, una frase, un verso, una entonación musical, combina palabras que expresan conceptos nuevos. Habla de un socialismo que busca la justicia e igualdad; "mientras el colonialismo cultural siga vivo en las mentes, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer". Combina versos y frases elocuentes en artículos y cartas. Sobre todo ha demostrado ser el líder político en Venezuela capaz de crear un partido, transmitir incesantemente ideas revolucionarias a sus militantes y educarlos políticamente.
Observé sobre todo los rostros de los capitanes y demás tripulantes de los barcos de las empresas nacionalizadas; en sus palabras se refleja el orgullo interior, la gratitud por el reconocimiento, la seguridad en el futuro; los rostros de jubilosos jóvenes estudiantes de economía que lo nombran padrino de la promoción a punto de concluir la carrera cuando les dice que se necesitan más de 400 de ellos para trasladarse a la Argentina, los cuales deben estar listos para trabajar en el manejo de las 200 nuevas fábricas del programa acordado con ese país, adonde serían enviados cuando finalice el curso para prepararse en los procesos de producción.
Con él estaba Ramonet, asombrado con el trabajo de Chávez. Cuando hace alrededor de ocho años iniciamos nuestra cooperación revolucionaria con Venezuela él estaba en el Palacio de la Revolución haciéndome infinitas preguntas. El escritor conoce sobre el tema y se devana los sesos tratando de adivinar qué será lo que sustituya el sistema capitalista de producción. La experiencia venezolana, con seguridad lo llena de asombro. He sido testigo de un singular esfuerzo en esa dirección.
Es una batalla de ideas perdida de antemano por el adversario, que no tiene nada que ofrecer a la humanidad.
No en balde la OEA trata hipócritamente de presentarlo como un enemigo de la libertad de expresión y la democracia. Ha transcurrido ya casi medio siglo de que esas melladas e hipócritas armas se estrellaron contra la firmeza del pueblo cubano. Hoy Venezuela no está sola, y cuenta con la experiencia de 200 años de excepcional historia patriótica.
Es una lucha que apenas comienza en nuestro hemisferio.
Fidel Castro Ruz
Mayo 10 de 2009
1 y 36 p.m.
Los gobiernos pueden cambiar, pero los instrumentos con que nos convirtieron en colonia siguen siendo iguales.
Por un Presidente con sentido ético en Estados Unidos, tuvimos durante los 28 años siguientes, tres que cometieron genocidios, y un cuarto que internacionalizó el bloqueo.
La OEA fue instrumento de esos crímenes. Únicamente su costoso aparato burocrático toma en serio los acuerdos de su CIDH. Nuestra nación fue la última de las colonias españolas después de cuatro siglos de ocupación y la primera en liberarse del dominio de Estados Unidos después de más de seis décadas.
"La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio", nos enseñó el Apóstol de Nuestra Independencia.
Cuba respeta los criterios de los gobiernos de los hermanos países de América Latina y el Caribe que piensen de otra forma, pero no desea formar parte de esa institución.
Daniel Ortega, que pronunció un valiente e histórico discurso en Puerto España, explicó al pueblo de Cuba que los países independientes de África no invitaron a las antiguas potencias coloniales de Europa a formar parte de la Unidad Africana. Es una posición digna de ser tomada en cuenta.
La OEA no pudo impedir que Reagan desatara la guerra sucia contra su pueblo, minara sus puertos, acudiera al tráfico de drogas para adquirir armas de guerra, con las que financió la muerte, la invalidez, o lesiones graves a decenas de miles de jóvenes en un país tan pequeño como Nicaragua.
¿Qué hizo la OEA para protegerlo? ¿Qué hizo para impedir la invasión en Santo Domingo, los cientos de miles de personas asesinadas o desaparecidas en Guatemala, los ataques de la aviación, los asesinatos de prominentes figuras eclesiásticas, las represiones masivas contra el pueblo, las invasiones de Granada y Panamá, el golpe de Estado en Chile, los torturados y desaparecidos allí, en Argentina, Uruguay, Paraguay y otros sitios? ¿Acusó alguna vez a Estados Unidos? ¿Cuál es su valoración histórica de estos hechos?
Ayer sábado, Granma publicó lo que escribí sobre el acuerdo contra Cuba de la CIDH. Sentí después curiosidad por conocer el que adoptó contra Venezuela. Era más o menos la misma basura.
El acceso al poder de la Revolución Bolivariana fue diferente al de Cuba. En nuestro país el proceso político había sido abruptamente interrumpido por un artero golpe militar que promovió el gobierno de Estados Unidos el 10 de marzo de 1952, a pocas semanas de las elecciones generales que debían celebrarse el 1ro. de junio de ese año. En Cuba, una vez más, al pueblo no le quedaría otra alternativa que resignarse. De nuevo lucharon los cubanos, en esta ocasión el desenlace fue muy diferente. Casi siete años más tarde la Revolución emergió victoriosa por primera vez en la historia.
Los combatientes revolucionarios con un mínimo de recursos bélicos, más del 90% de los cuales fueron arrebatados al enemigo tras 25 meses de guerra apoyados por el pueblo, y en la ofensiva final una huelga general revolucionaria, barrieron la tiranía y controlaron todas sus armas y centros de poder. La Revolución victoriosa se convirtió en fuente de derecho como en cualquier otra época de la historia.
No fue igual en Venezuela. Chávez, un militar revolucionario como lo fueron otros en nuestro hemisferio, llegó a la Presidencia a través de las normas de la Constitución burguesa establecida, como líder del Movimiento V República, aliado a otras fuerzas de izquierda. La Revolución y sus instrumentos estaban por crear. De haber triunfado el levantamiento militar dirigido por él, la Revolución en Venezuela posiblemente habría seguido otro curso. Fue fiel, sin embargo, a las normas legales establecidas, que estaban ya a su alcance como vía principal de lucha. Desarrolló el hábito de la consulta popular cuantas veces fuera necesario.
Llevó a plebiscito popular la nueva Constitución. No tardó en conocer los métodos del imperialismo y sus aliados de la oligarquía para recuperar y conservar el poder.
El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 fue la respuesta contrarrevolucionaria.
El pueblo reacciona y lo lleva de nuevo al poder cuando, aislado e incomunicado, estaba a punto de ser eliminado por la derecha, que lo compulsaba para que firmara su renuncia.
No se plegó, resistió hasta que los propios marinos venezolanos lo liberaron y helicópteros de la Fuerza Aérea lo llevaron de nuevo al Palacio de Miraflores, que ya había sido ocupado por el pueblo y los soldados del ejército en Fuerte Tiuna, que se sublevaron contra los altos oficiales golpistas.
Pensé por aquellos días que su política se radicalizaría; sin embargo, preocupado por la unidad y la paz, en el momento de mayor fuerza y apoyo fue generoso y conversó con sus adversarios buscando la cooperación.
La réplica del imperialismo y sus cómplices a esa actitud fue el golpe petrolero. Tal vez una de las más brillantes batallas que libró en ese período fue la que llevó a cabo para suministrar combustible al pueblo de Venezuela.
Habíamos conversado muchas veces desde que visitó Cuba en 1994 y habló en la Universidad de La Habana.
Era un hombre verdaderamente revolucionario, pero a medida que tomaba conciencia de la injusticia que reinaba en la sociedad venezolana se fue profundizando su pensamiento, hasta llegar a la convicción de que para Venezuela no había otra alternativa que un cambio radical y total.
Conoce hasta en sus más mínimos detalles las ideas del Libertador, a quien admira profundamente.
Sus adversarios comprenden que no es fácil vencer frente a la tenacidad de un luchador que no descansa un minuto. Pueden optar por privarlo de la vida física, pero los enemigos internos y externos saben lo que eso significaría para sus intereses. Pueden existir locos y fanáticos irracionales, pero de tales peligros no están exentos los líderes, los pueblos, ni la propia humanidad.
Pensándolo fríamente, Chávez es hoy un adversario formidable del sistema capitalista de producción y del imperialismo. Se ha convertido en un verdadero experto sobre muchos problemas fundamentales de la sociedad humana. Le he visto en estos días, mientras inauguraba decenas de servicios de salud. Es impresionante. Critica con fuerza lo que ocurría con servicios vitales como los de hemodiálisis que estaban en manos de centros privados y eran pagados por el Estado. Los pobres estaban condenados a la muerte si no disponían de dinero. Así ocurría con otros muchos servicios con los que hoy las nuevas instalaciones cuentan en centros intrahospitalarios, apoyados por los equipos más modernos.
Maneja con maestría hasta los detalles más mínimos de la producción nacional y los servicios sociales. Domina la teoría y la práctica del socialismo que su país requiere, y se esfuerza por sus más profundas convicciones. Define al capitalismo tal como es; no pinta caricaturas, muestra radiografías e imágenes del sistema.
Se trata de un peculiar y odioso conjunto de formas de explotación del trabajo humano, injusto, desigual, arbitrario. No habla simplemente del trabajador, lo muestra por televisión produciendo con sus manos, mostrando su energía, sus conocimientos, su inteligencia, creando bienes o servicios imprescindibles para los seres humanos; les pregunta por sus hijos, su familia, esposa o esposo, familiares allegados, dónde viven, qué estudian, qué hacen para elevar sus conocimientos, la edad, el salario, la futura jubilación, las grotescas mentiras sobre la propiedad que difunden los imperialistas y capitalistas. Muestra hospitales, escuelas, fábricas, niños y niñas, ofrece datos sobre las fábricas que se edifican en Venezuela, maquinarias, cifras de crecimiento del empleo, recursos naturales, diseños, mapas y ofrece noticias sobre el último hallazgo de gas. La más reciente medida que adoptó el Congreso: la Ley de nacionalización de las 60 principales empresas que prestan servicios cada año a PDVSA, la empresa estatal de petróleo, por valor de más de 8 mil millones de dólares. No eran de propiedad privada, las crearon los gobiernos neoliberales de Venezuela con recursos que pertenecían a PDVSA.
No había visto una idea tan claramente transformada en imágenes y transmitida por la televisión. Chávez no solo posee especial talento para captar y transmitir la esencia de los procesos; lo acompaña una memoria privilegiada; es difícil que se le olvide una palabra, una frase, un verso, una entonación musical, combina palabras que expresan conceptos nuevos. Habla de un socialismo que busca la justicia e igualdad; "mientras el colonialismo cultural siga vivo en las mentes, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer". Combina versos y frases elocuentes en artículos y cartas. Sobre todo ha demostrado ser el líder político en Venezuela capaz de crear un partido, transmitir incesantemente ideas revolucionarias a sus militantes y educarlos políticamente.
Observé sobre todo los rostros de los capitanes y demás tripulantes de los barcos de las empresas nacionalizadas; en sus palabras se refleja el orgullo interior, la gratitud por el reconocimiento, la seguridad en el futuro; los rostros de jubilosos jóvenes estudiantes de economía que lo nombran padrino de la promoción a punto de concluir la carrera cuando les dice que se necesitan más de 400 de ellos para trasladarse a la Argentina, los cuales deben estar listos para trabajar en el manejo de las 200 nuevas fábricas del programa acordado con ese país, adonde serían enviados cuando finalice el curso para prepararse en los procesos de producción.
Con él estaba Ramonet, asombrado con el trabajo de Chávez. Cuando hace alrededor de ocho años iniciamos nuestra cooperación revolucionaria con Venezuela él estaba en el Palacio de la Revolución haciéndome infinitas preguntas. El escritor conoce sobre el tema y se devana los sesos tratando de adivinar qué será lo que sustituya el sistema capitalista de producción. La experiencia venezolana, con seguridad lo llena de asombro. He sido testigo de un singular esfuerzo en esa dirección.
Es una batalla de ideas perdida de antemano por el adversario, que no tiene nada que ofrecer a la humanidad.
No en balde la OEA trata hipócritamente de presentarlo como un enemigo de la libertad de expresión y la democracia. Ha transcurrido ya casi medio siglo de que esas melladas e hipócritas armas se estrellaron contra la firmeza del pueblo cubano. Hoy Venezuela no está sola, y cuenta con la experiencia de 200 años de excepcional historia patriótica.
Es una lucha que apenas comienza en nuestro hemisferio.
Fidel Castro Ruz
Mayo 10 de 2009
1 y 36 p.m.
jueves, 7 de mayo de 2009
¿Hay democracia en Internet?
Detrás de la suposición de “a mayor información, mayor desarrollo”, hay un pensamiento que tiende a simplificar los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del desarrollo.
por Alfonso Gumucio Dagron
Todavía estamos viviendo esa euforia de quienes piensan que Internet es la panacea para el subdesarrollo. Su influencia ha sido tan grande en el mundo que ha creado expectativas tan falsas como las que conocimos en los años sesenta cuando se alardeaba sobre los efectos de la “aguja hipodérmica” de la información y sobre la “difusión de innovaciones”. La tesis subyacente es la misma hoy que ayer: más información permite más desarrollo. Se argumenta que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son instrumentos que permiten acceder a “toda” la información del mundo instantáneamente, así como también comunicarse en redes y crear espacios democráticos virtuales.
¿Más información, más desarrollo? Detrás de la suposición de “a mayor información, mayor desarrollo”, hay un pensamiento que tiende a simplificar los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del desarrollo. Pretender que la abundancia de información resuelve la pobreza o la achica es una ilusión, pues pasa por alto el hecho objetivo de que la pobreza es producto de la desigualdad social y de la negación de los derechos humanos elementales. El campesino de Guatemala es pobre no porque carezca de información sobre los más modernos métodos de agricultura o las nuevas semillas, sino porque no tiene tierra. El niño trabajador en una maquila en Tailandia no permanece allí explotado y abusado porque no conoce otras opciones, sino porque no tiene otras opciones. Sus derechos elementales están violados porque la situación económica así lo determina. A él no le sirve de mucho obtener más información.
También es equivocada la idea de que Internet puede “transmitir conocimiento”, ya que el conocimiento no se transmite, solamente la información se puede trasladar. El conocimiento se adquiere mediante un proceso de reflexión individual y colectiva, en el cual la información externa es solamente una parte complementaria a la cultura, el contexto propio, la experiencia vivida, las relaciones sociales y el propio conocimiento local. Pero además, ¿de qué información estamos hablando en Internet y cuánta de esta información es útil y fácil de obtener? En varias ocasiones he escrito que el 90 por ciento de lo que hay en la red (www) es irrelevante para el 90 por ciento de la población mundial. Hay quienes opinan que ese porcentaje es aún mayor. Es irrelevante no solamente por su contenido, sino porque, como sabemos, la gran mayoría de la información que existe en la red está en inglés. Pero, además, hay un tema de acceso que va más allá del idioma y del interés del contenido potencial: quienes tienen la posibilidad de acceder a una conexión de banda ancha que les permite buscar información en Internet no son los más pobres y necesitados. Según varios estudios, en los “telecentros” de diversa índole que la cooperación internacional se esfuerza en instalar en los países más pobres, son los jóvenes estudiantes los que ocupan las computadoras, y no precisamente para satisfacer su sed de información sino para usar los programas de chat o los juegos. Aun en el Tercer Mundo, hay un usuario “típico” de los telecentros, cuyo perfil no corresponde al que imaginamos cuando hacemos esos proyectos.
Las redes virtuales y la democracia.
Si bien el potencial de Internet para formar redes virtuales es inmenso, éstas no pueden sustituir las redes reales entre personas. Dice Jesús Martín Barbero:
“Estamos ante la más tramposa de las idealizaciones, ya que en su celebración de la inmediatez y la transparencia de las redes cibernéticas, lo que se está minando son los fundamentos mismos de ‘lo público’, esto es, los procesos de deliberación y de crítica, al mismo tiempo que se crea la ilusión de un proceso sin interpretación ni jerarquía, se fortalece la creencia de que el individuo puede comunicarse prescindiendo de toda mediación social, y se acrecienta la desconfianza hacia cualquier figura de delegación y representación”. (Martín Barbero, Jesús (2001), “Reconfiguraciones comunicativas de lo público” en Análisis, 26. Barcelona).
Las redes virtuales son redes de convocatoria, pero no redes de compromiso a largo plazo. No existe en ellas el mismo grado de construcción de capital social y humano. Pueden ser redes detonantes de procesos, pero también redes que neutralizan procesos porque muchas veces no convocan a la acción sino a la pasividad y el facilismo de la comunicación virtual. En la mayoría de los casos, las redes actuales son simplemente una suma de individualidades, en lugar de una articulación de personas que dinamizan los cambios sociales. Y muchas redes son simplemente espacios de intercambio de información, a veces tan saturados de ella que es imposible hacer un seguimiento eficaz. En Internet, la abundancia de información se ha convertido en algo similar a la carencia absoluta, pues no hay prioridades ni jerarquías, la masividad esconde la búsqueda de calidad y pertinencia. Los espacios democráticos virtuales son útiles como espacios de intercambio sin censura, pero también pueden tener una función catártica y desmovilizadora. La conquista del espacio público no debe empezar y/o morir en Internet. El único espacio público real es el de la sociedad sobre la que hay que actuar a través de mediaciones sociales, no tecnológicas. Internet no puede sustituir el espacio público de las expresiones colectivas porque tiende a perder en el camino la perspectiva de nación para reducirla a la de grupos de interés y porque devalúa la representación de la diversidad y de las diferencias.
¿Qué Internet se necesita?
No cabe duda de que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son parte de nuestro presente y futuro inmediato. No se trata de rechazarlas, en absoluto, sino de diseñarlas desde abajo para que promuevan las necesidades del desarrollo, de la cultura, de la comunicación intercultural y de la defensa de los derechos fundamentales (y no a la inversa). La tecnología está allí, al alcance de todos, y se transforma permanentemente: es más accesible por su facilidad de uso y tiene un costo cada vez menor. El problema está en el contenido. En lugar de un gran océano de información “salada”, necesitamos lagunas de agua fresca para alimentar las necesidades específicas de las comunidades geográficas, culturales o de interés. Esto significa que de la misma manera que la planificación para el desarrollo no puede generarse de manera ajena a los interesados, tampoco la información o la estructura de las redes debe ser impuesta desde afuera. En Internet, como en cualquier proceso de comunicación, con cualquier instrumento o tecnología, valen las mismas condiciones indispensables de apropiación del proceso comunicativo. Estas condiciones mínimas y esenciales son:
1) la generación de contenidos locales útiles a la comunidad específica, que tome en cuenta el conocimiento local;
2) la pertinencia lingüística y cultural;
3) la apropiación del proceso comunicacional a través de una participación en la toma de decisiones (es decir, que no se limite al “acceso” de los usuarios);
4) el uso de tecnologías apropiadas, suficientes y adaptadas a las necesidades reales (y no sobredimensionadas, como sucede con tanta frecuencia); y finalmente,
5) la convergencia tecnológica y social (rescatando la experiencia ya existente).
Este último punto es importante subrayarlo, porque al no ser tomado en cuenta, es una de las principales razones para el fracaso de cientos de proyectos de nuevas TIC (tecnologías de información y comunicación) en el Tercer Mundo.
La convergencia tecnológica, con la radio comunitaria por ejemplo, es fundamental. Las nuevas TIC tienen todavía muchísimo que aprender de los sesenta años de historia de las radios comunitarias de América latina, que son ejemplos de participación y de sostenibilidad. La convergencia social, organizativa e institucional se refiere a la necesidad de que los proyectos de nuevas TIC no aterricen en paracaídas sobre las comunidades, como iniciativas dispersas y ajenas a la vida cotidiana, sino que se inserten en otras iniciativas ya existentes de las que se puede aprender y a las que se puede potenciar. Organizaciones sociales (un sindicato, una agrupación de mujeres o jóvenes) o una institución (una biblioteca pública, un proyecto de educación no formal o de salud), son espacios lógicos para la convergencia social.
------------------------------------ Alfonso Gumucio Dagron es comunicador e investigador boliviano, especialista en comunicación y desarrollo.
por Alfonso Gumucio Dagron
Todavía estamos viviendo esa euforia de quienes piensan que Internet es la panacea para el subdesarrollo. Su influencia ha sido tan grande en el mundo que ha creado expectativas tan falsas como las que conocimos en los años sesenta cuando se alardeaba sobre los efectos de la “aguja hipodérmica” de la información y sobre la “difusión de innovaciones”. La tesis subyacente es la misma hoy que ayer: más información permite más desarrollo. Se argumenta que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son instrumentos que permiten acceder a “toda” la información del mundo instantáneamente, así como también comunicarse en redes y crear espacios democráticos virtuales.
¿Más información, más desarrollo? Detrás de la suposición de “a mayor información, mayor desarrollo”, hay un pensamiento que tiende a simplificar los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del desarrollo. Pretender que la abundancia de información resuelve la pobreza o la achica es una ilusión, pues pasa por alto el hecho objetivo de que la pobreza es producto de la desigualdad social y de la negación de los derechos humanos elementales. El campesino de Guatemala es pobre no porque carezca de información sobre los más modernos métodos de agricultura o las nuevas semillas, sino porque no tiene tierra. El niño trabajador en una maquila en Tailandia no permanece allí explotado y abusado porque no conoce otras opciones, sino porque no tiene otras opciones. Sus derechos elementales están violados porque la situación económica así lo determina. A él no le sirve de mucho obtener más información.
También es equivocada la idea de que Internet puede “transmitir conocimiento”, ya que el conocimiento no se transmite, solamente la información se puede trasladar. El conocimiento se adquiere mediante un proceso de reflexión individual y colectiva, en el cual la información externa es solamente una parte complementaria a la cultura, el contexto propio, la experiencia vivida, las relaciones sociales y el propio conocimiento local. Pero además, ¿de qué información estamos hablando en Internet y cuánta de esta información es útil y fácil de obtener? En varias ocasiones he escrito que el 90 por ciento de lo que hay en la red (www) es irrelevante para el 90 por ciento de la población mundial. Hay quienes opinan que ese porcentaje es aún mayor. Es irrelevante no solamente por su contenido, sino porque, como sabemos, la gran mayoría de la información que existe en la red está en inglés. Pero, además, hay un tema de acceso que va más allá del idioma y del interés del contenido potencial: quienes tienen la posibilidad de acceder a una conexión de banda ancha que les permite buscar información en Internet no son los más pobres y necesitados. Según varios estudios, en los “telecentros” de diversa índole que la cooperación internacional se esfuerza en instalar en los países más pobres, son los jóvenes estudiantes los que ocupan las computadoras, y no precisamente para satisfacer su sed de información sino para usar los programas de chat o los juegos. Aun en el Tercer Mundo, hay un usuario “típico” de los telecentros, cuyo perfil no corresponde al que imaginamos cuando hacemos esos proyectos.
Las redes virtuales y la democracia.
Si bien el potencial de Internet para formar redes virtuales es inmenso, éstas no pueden sustituir las redes reales entre personas. Dice Jesús Martín Barbero:
“Estamos ante la más tramposa de las idealizaciones, ya que en su celebración de la inmediatez y la transparencia de las redes cibernéticas, lo que se está minando son los fundamentos mismos de ‘lo público’, esto es, los procesos de deliberación y de crítica, al mismo tiempo que se crea la ilusión de un proceso sin interpretación ni jerarquía, se fortalece la creencia de que el individuo puede comunicarse prescindiendo de toda mediación social, y se acrecienta la desconfianza hacia cualquier figura de delegación y representación”. (Martín Barbero, Jesús (2001), “Reconfiguraciones comunicativas de lo público” en Análisis, 26. Barcelona).
Las redes virtuales son redes de convocatoria, pero no redes de compromiso a largo plazo. No existe en ellas el mismo grado de construcción de capital social y humano. Pueden ser redes detonantes de procesos, pero también redes que neutralizan procesos porque muchas veces no convocan a la acción sino a la pasividad y el facilismo de la comunicación virtual. En la mayoría de los casos, las redes actuales son simplemente una suma de individualidades, en lugar de una articulación de personas que dinamizan los cambios sociales. Y muchas redes son simplemente espacios de intercambio de información, a veces tan saturados de ella que es imposible hacer un seguimiento eficaz. En Internet, la abundancia de información se ha convertido en algo similar a la carencia absoluta, pues no hay prioridades ni jerarquías, la masividad esconde la búsqueda de calidad y pertinencia. Los espacios democráticos virtuales son útiles como espacios de intercambio sin censura, pero también pueden tener una función catártica y desmovilizadora. La conquista del espacio público no debe empezar y/o morir en Internet. El único espacio público real es el de la sociedad sobre la que hay que actuar a través de mediaciones sociales, no tecnológicas. Internet no puede sustituir el espacio público de las expresiones colectivas porque tiende a perder en el camino la perspectiva de nación para reducirla a la de grupos de interés y porque devalúa la representación de la diversidad y de las diferencias.
¿Qué Internet se necesita?
No cabe duda de que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son parte de nuestro presente y futuro inmediato. No se trata de rechazarlas, en absoluto, sino de diseñarlas desde abajo para que promuevan las necesidades del desarrollo, de la cultura, de la comunicación intercultural y de la defensa de los derechos fundamentales (y no a la inversa). La tecnología está allí, al alcance de todos, y se transforma permanentemente: es más accesible por su facilidad de uso y tiene un costo cada vez menor. El problema está en el contenido. En lugar de un gran océano de información “salada”, necesitamos lagunas de agua fresca para alimentar las necesidades específicas de las comunidades geográficas, culturales o de interés. Esto significa que de la misma manera que la planificación para el desarrollo no puede generarse de manera ajena a los interesados, tampoco la información o la estructura de las redes debe ser impuesta desde afuera. En Internet, como en cualquier proceso de comunicación, con cualquier instrumento o tecnología, valen las mismas condiciones indispensables de apropiación del proceso comunicativo. Estas condiciones mínimas y esenciales son:
1) la generación de contenidos locales útiles a la comunidad específica, que tome en cuenta el conocimiento local;
2) la pertinencia lingüística y cultural;
3) la apropiación del proceso comunicacional a través de una participación en la toma de decisiones (es decir, que no se limite al “acceso” de los usuarios);
4) el uso de tecnologías apropiadas, suficientes y adaptadas a las necesidades reales (y no sobredimensionadas, como sucede con tanta frecuencia); y finalmente,
5) la convergencia tecnológica y social (rescatando la experiencia ya existente).
Este último punto es importante subrayarlo, porque al no ser tomado en cuenta, es una de las principales razones para el fracaso de cientos de proyectos de nuevas TIC (tecnologías de información y comunicación) en el Tercer Mundo.
La convergencia tecnológica, con la radio comunitaria por ejemplo, es fundamental. Las nuevas TIC tienen todavía muchísimo que aprender de los sesenta años de historia de las radios comunitarias de América latina, que son ejemplos de participación y de sostenibilidad. La convergencia social, organizativa e institucional se refiere a la necesidad de que los proyectos de nuevas TIC no aterricen en paracaídas sobre las comunidades, como iniciativas dispersas y ajenas a la vida cotidiana, sino que se inserten en otras iniciativas ya existentes de las que se puede aprender y a las que se puede potenciar. Organizaciones sociales (un sindicato, una agrupación de mujeres o jóvenes) o una institución (una biblioteca pública, un proyecto de educación no formal o de salud), son espacios lógicos para la convergencia social.
------------------------------------ Alfonso Gumucio Dagron es comunicador e investigador boliviano, especialista en comunicación y desarrollo.
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