Hacia una ecología de la producción / Julio Escalona
El panorama ecológico
El panorama ecológico es cada vez más dramático, pues los niveles de crecimiento económico son insostenibles. Están destruyendo los cuatro ecosistemas que producen todos los alimentos y casi todas las materias primas tales como las tierras de cultivo, las llanuras para el pastoreo y cría de animales, las zonas pesqueras, las fuentes de agua tanto superficiales como subterráneas. Los casquetes polares y todos los glaciares del mundo se están derritiendo, siendo esta una de las causas y efectos del calentamiento global y de los cambios climáticos, que están teniendo efectos devastadores sobre la economía y la sociedad en su conjunto. El cambio climático tiene serias manifestaciones en Venezuela, una de ellas es la destrucción de los glaciares andinos, pues de seis registrados para 1972, sobreviven dos, cuyo período de vida no pasaría de diez años. Los bosques están siendo destruidos a un promedio de 9 millones de hectáreas anuales y la diversidad biológica se limita peligrosamente. Actualmente están en peligro de extinción una de cada ocho de las 9.946 especies de aves registradas; una de cada cuatro de las 4.763 especies de mamíferos y casi una tercera parte de las 25.000 especies de peces.El sistema de las corrientes marinas que forman parte esencial del sistema climático del mundo está siendo modificado. Hasta ahora la Corriente del Golfo, de carácter cálido, que hacía más benigno el clima de Inglaterra y de Europa en general, está siendo enfriada por el hielo de Groenlandia que se está derritiendo, lo que haría mucho más fríos los inviernos. Este mismo hielo, que tiene hasta 2km. de espesor, si continúa derritiéndose, podría provocar incrementos del nivel de mar en distintas partes del mundo, de hasta 7m. de altura.El planeta no posee naturaleza que pueda sostener el desarrollo de Europa, de Estados Unidos, de los países subdesarrollados y especialmente la presión que está creando el acelerado desarrollo de China, que en algunos casos, como el petróleo, podría llegar a consumir, ella sola, más del total de la producción mundial actual.
El Planeta ha entrado en una fase de rendimientos decrecientes
La productividad económica, alimentada por la multiplicada y permanente revolución científico-técnica, se incrementa y acelera. Tanto, que viene derrotando la predicción maltusiana sobre la relación entre el crecimiento geométrico de la población y el crecimiento aritmético de los alimentos, pues la capacidad para producir alimentos viene creciendo más rápido que la población, lo que contrasta con la pérdida sostenida de productividad del conjunto del ecosistema terrestre, la aparición de rendimientos decrecientes planetarios y el crecimiento de la pobreza.Cuando hablamos de productividad y crecimiento económicos estamos hablando de la productividad por hora/individuo en un determinado establecimiento, rama productiva, país, etc. dado un determinado nivel tecnológico y unas circunstancias históricas específicas. La producción ecológicamente sustentable debe concordar con la expansión del gran ecosistema terrestre en correspondencia con equilibrios ecosistémicos básicos que son los que garantizan la máxima productividad del planeta tierra y de todas las especies que lo habitan, incluida la especie humana. En consecuencia una de las revoluciones urgentes, es por la conservación de los equilibrios ecosistémicos que el crecimiento de la productividad económica abate constantemente. Hay pues un grave conflicto entre crecimiento económico y la existencia misma de la vida en el planeta, por tanto, todo el rumbo estratégico de la humanidad, la visión del mundo, las metas, la base conceptual, la relación con Dios, la relación entre materia y espíritu, deben ser replanteados, desandar caminos y retomar el rumbo de la conservación de los equilibrios ecosistémicos vitales, pues el ser humano solo puede existir y perpetuarse mediante la amorosa armonía con la naturaleza, reivindicando, precisamente, su condición de ser natural, de ser ecológico.
La producción
Vista desde la ecología, la producción adquiere otra dimensión. Es un gran proceso milenario de generación de la vida, de múltiple creación en los distintos planos de la existencia: espiritual, mental y físico. Proceso que se genera en nuestro planeta, pero pleno de interconexiones cósmicas. En este sentido las palabras producción y creación son sinónimas. Producir es entonces, producir ríos, océanos, montañas, ácidos nucleicos, proteínas, atmósferas, árboles, animales y por supuesto, a los seres humanos, hombres y mujeres. Con la aparición de los seres humanos la producción adquiere otras connotaciones tales como producir arte, literatura, ciencia, contactos con lo divino, afectos, tejido social, solidaridad; bienestar, felicidad, esperanza, valores espirituales y éticos; producir el futuro, producir cultura. Por supuesto, también es producir bienes y servicios, tal como lo señala la economía. Pero esta producción económica sin el contexto productivo ya señalado, puede dejar de ser producción para la vida convirtiéndose en producción para la muerte, tanto del planeta como de los seres que lo habitan, como ocurre con la producción bélica, los productos transgénicos y toda la producción que contiene elementos contaminantes.Producción pues es creación y viceversa. Producción del que hace, del que piensa, del que sueña, del que imagina, del que intuye, del que cree… Sobre todo cuando algún día puedan ser una sola persona.Las organizaciones, sociedades y sujetos productivos pueden ser, por tanto, plantas, animales, seres humanos y las más diversas formas de la materia (partículas atómicas, átomos, moléculas, células, compuestos orgánicos e inorgánicos, en forma gaseosa, líquida o sólida, visible o invisible).Esta visión sobre la producción nos abre caminos para volver a reconceptualizar la economía y el desarrollo, en términos de economía ecológicamente sustentable y desarrollo humano, entendiendo que todos los fenómenos son esencialmente interdependientes, en consecuencia las acciones económicas que se emprendan deben estar deliberadamente concatenadas y rigurosamente subordinadas a la ecología, pues la economía es un subsistema subordinado al gran ecosistema terrestre, de esta manera la economía se haría conservacionista.
Escasez, agotamiento y finitud
La escasez es un concepto y una realidad clave para la economía. Es distinta a la finitud del planeta y los dones que él nos proporciona. Se explica por circunstancias específicas de una dinámica social concreta. Por ejemplo, determinados bienes o producciones se hacen escasos, porque en las condiciones de precios y rentabilidad que el mercado establece, no es racional, desde el punto de vista económico producirlos o venderlos. Incluso, desde el punto de vista económico, la abundancia puede convertirse en un serio problema, pues en determinadas condiciones, dado un determinado nivel de la demanda, la abundancia puede abatir los precios y lo racional es destruir o almacenar la producción para generar escasez. Una de las paradojas de la economía y el crecimiento económico, es que pueden hacerse contradictorios con las utopías orientadas hacia la abundancia, hacia la satisfacción plena de las necesidades de todo orden, pues una situación de abundancia generalizada, convierte en superfluas las visiones y la conceptualización de la economía tal como la conocemos hoy. También el mercado de hoy día, tendería a desaparecer.El agotamiento se refiere al uso y abuso irracional de los dones que el planeta nos proporciona, que va destruyendo los equilibrios ecosistémicos y van desapareciendo especies, ríos, lagos, bosques, el aire puro, el agua potable, es decir, las fuentes primigenias de la vida. El desierto (espiritual, mental y físico) es la consecuencia.La finitud se refiere a ese desenvolvimiento que a través de milenios va cerrando procesos vitales e iniciando otros que forman parte del crecimiento del universo, del sistema solar y del ecosistema terrestre. Crecimiento que ha significado la destrucción y aparición de formas de vida. El planeta y el sistema planetario son finitos, pero dicha finitud se mide en millones de años, dimensión que para seres humanos cuya esperanza de vida, como promedio, está por debajo de los 80 años terrestres, resulta ilimitada. En esa perspectiva, la vida de los mares, los ríos, las tierras, los bosques, etc., debería resultar ilimitada. Si la intervención humana no hubiese sido devastadora, los dones naturales de los cuales disfrutamos cotidianamente, seguramente tenderían a ser ilimitados, salvo por los resultados de procesos planetarios como terremotos, erupciones volcánicas, que destruyen procesos y dan inicio a otros. Son los procesos de transmutación de la vida.Estamos colocando en otra perspectiva las visiones de la economía. En un momento, cuando los niveles de desarrollo eran bajos, se creyó que los bienes de la naturaleza eran ilimitados y se explotaron sin límite acumulando grandes masas de capital, masas de capital que en buena medida representan los equilibrios ecosistémicos destruidos. Ahora cuando se han ido agotando, se adopta una actitud conservadora a través del discurso sobre la escasez. Pero en verdad, si se van restableciendo los equilibrios ecosistémicos y la pródiga naturaleza vuelve a florecer, buena parte del discurso sobre la escasez vigente hoy, seguramente sería revisado. Esto supone una visión no capitalista de la sociedad.
03/06/2007 17:37
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